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Rasgos de la Sociedad de la Información


Por Manuel Parés i Maicas

Editorial ILCE /Gedisa. Raúl Trejo Delarbre. Viviendo en el Aleph. La Sociedad de la Información y sus laberintos
Barcelona, 2006

El autor nos ofrece un interesante estudio sobre la Sociedad de la Información (SI), que ofrece la particularidad de constituir, a la vez, un homenaje a Jorge Luis Borges, puesto que tanto el título como cada uno de los epígrafes hacen referencia a textos de este gran escritor argentino. Su punto de partida es que en Borges podemos encontrar «alusiones que nos permiten reconocer, anticipados, algunos de los trazos básicos que definen ahora a Internet y a la Sociedad de la Información. El Aleph borgeano es una hermosa metáfora y precursor aviso no sólo de la vastedad fabulosa de la red de redes, sino también de sus contingencias y paradojas» (pág. 19).

Esta breve nota introductoria nos permite subrayar la relevancia del trabajo que es objeto de este comentario. Trejo Delarbre señala que los recursos de la SI no cambiarán por sí mismos la humanidad, ni extirparán sus defectos y adversidades. Si se puede comparar la SI con Internet, dada su complementariedad, podemos afirmar que por su extensión son un considerable arcano; por su diversidad, un calidoscopio; y por su contenido y capacidad, una biblioteca. Pero todo ello –señala el autor de Viviendo en el Aleph– no es suficiente para representar la variedad de enfoques y visiones del mundo, un inmenso, intenso y polisémico laberinto.

A renglón seguido, trata sobre las posibilidades de la SI y de Internet, su presencia global y regional, sus dificultades locales y sus características y funciones.

En lo que concierne a la Cumbre de la SI, de Ginebra de 2003, ofrece una breve visión de la misma y destaca los temas que considera pendientes: los escasos resultados en la disminución de la brecha digital y en la governanza de Internet. Indica que las resoluciones adoptadas fueron influidas por el gobierno estadounidense y por las principales compañías de informática y radiodifusión.

Definiciones sobre la SI

En relación con Internet, el autor destaca que es el medio más influyente surgido de la digitalización y de las telecomunicaciones. Es interesante la mención de Trejo Delarbre sobre las calificaciones que Google ofrece de la SI, de las que recoge las siguientes: a) es una red para la gente; b) es una prioridad mayor para el gobierno; c) es un proyecto en el que el conocimiento tiene una posición central; d) está en el corazón de lo político; e) no es ideológicamente neutral; f) es un término empleado para describir una sociedad y una economía que hacen el mejor uso posible de las tecnologías de la información y de la comunicación; g) es tan deseable como ineluctable; h) es la que mejor capacita a la gente para realizar sus aptitudes y cumplir sus aspiraciones; i) está siendo generada en varios países; j) es el impacto de la tecnología de la información y de las comunicaciones en toda la economía y en la sociedad civil.

La definición que Trejo Delarbre considera más apropiada para definir la SI –la cual no fue aceptada por la mayoría de los gobiernos y fue soslayada en el encuentro realizado en Ginebra– es la siguiente: «Es una nueva forma de organización social, más compleja, en la cual las redes TIC más modernas, el acceso equitativo y ubicuo de la información, el contenido adecuado en formatos accesibles y la comunicación eficaz deben permitir a todas las personas realizarse plenamente, promover su desarrollo económico y social sostenible, mejorar la calidad de vida y aliviar la pobreza y el hambre». A título personal coincido con el criterio del autor.

Rasgos de la SI

El último capítulo de Viviendo en el Aleph formula la aportación más importante de esta obra al identificar veinte rasgos definitorios de la SI: 1) la desigualdad, originada por la actual economía de mercado; 2) la exuberancia de datos y contenidos, reflejada en la WWW; 3) la irradiación de contenidos y formatos, que definen la globalización actual, y la construcción de redes sociales; 4) la omnipresencia de accesos a la SI, pero matizada por la desigualdad en la presencia en los medios; 5) la ubicuidad, que permite el uso del ordenador en los lugares más distantes; 6) la velocidad en las formas de socialización y de apropiación cultural, pero que también origina un consumo superficial de la información; 7) la inmaterialidad respecto a los aspectos físicos de la obtención y transmisión de datos; 8) la intemporalidad en la crisis de los parámetros cronológicos, y el riesgo de caducidad de la información; 9) la innovación en función del desarrollo tecnológico y su utilización mercantil; 10) la volatilidad de los contenidos, como una forma de incertidumbre; 11) la multilateralidad o la variedad, y la concentración en las sedes globales de las que proceden muchos de los contenidos de la SI; 12) la libertad o la posibilidad de que por Internet circulen contenidos de todo tipo, a diferencia de lo que ocurre en los medios de comunicación convencionales, con la contrapartida de la vigilancia y el control que puede establecerse en la SI; 13) la interactividad, a diferencia de lo que sucede en los medios convencionales; 14) la convergencia de diferentes artefactos y formatos, que originan el desarrollo de medios multifuncionales, los cuales, frecuentemente, obedecen más a intereses de lucro que a las necesidades reales de los posibles usuarios; 15) la heterogeneidad de la circulación de los más diversos contenidos y temas; 16) la multilinealidad de posibilidades en la arquitectura de Internet como en las formas de obtener una información; 17) el enmascaramiento en el juego de identidades en el chat o en los videojuegos, así como la intensa implicación en Internet; 18) la colaboración que se expresa tanto en acciones solidarias como en proyectos intelectuales que no serían concebibles sin el soporte de la Red; 19) la ciudadanía, que implica; a) el reconocimiento de pertenecer a territorios singulares en el universo informático; b) la visión cosmopolita adquirida por los usuarios de las redes; c) las implicaciones que la SI pueda tener en la consolidación del espacio público, base del sistema democrático actual; 20) el conocimiento para que la información tenga este carácter, así como la alfabetización informacional.

He expuesto prolijamente, pero a la vez sucintamente, los mencionados rasgos porque constituyen, a mi entender, la columna vertebral de un interesante y oportuno estudio, que acredita la relevancia de la investigación en América Latina, y específicamente, en México, ámbito en el cual el autor es un distinguido investigador.

Como colofón de su aportación, termino este breve análisis haciéndome eco de una afirmación de Trejo Delarbre: «La información no es conocimiento y el conocimiento no es sabiduría. Jamás es suficiente por sí sola. Sin ella no hay ciudadanía posible en la sociedad del conocimiento» (pág. 238). Sin duda, esta reflexión merece una profunda consideración, que espero que el autor desarrolle en futuros trabajos.

Artículo extraído del nº 72 de la revista en papel Telos

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Manuel Parés i Maicas

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