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El año que vivimos en peligro


Por Carlos A. Scolari

Este trabajo describe el funcionamiento de los discursos económicos durante la crisis argentina de 2001 y analiza cómo el diario digital Clarín (www.clarin.com) contribuyó a construir ese proceso discursivo. El trabajo concluye con una serie de reflexiones sobre el discurso económico y los rasgos que distinguen a los diarios on line.

«Los economistas se han convertido en el gremio más importante y hasta prestigioso de nuestra cultura,
desplazando así al grupo hegemónico que durante dos décadas tiñó nuestro lenguaje cultural: los psicoanalistas».
Tomás Abraham

En una economía mundial caracterizada por la creciente autonomía de los capitales financieros, las comunicaciones adquieren una importancia fundamental, ya que estos mercados se configuran y «viven» dentro de redes globales de información. Por otro lado, en la economía postfordista se difunde una ideología que otorga al dinero vida propia: aparentemente el capital ahora se genera por sí mismo y no tiene nada que ver con el trabajo humano ni con el proceso de producción. En este sentido los medios de comunicación han sido un engranaje fundamental en la creación y crecimiento de la burbuja financiera de la new economy. Todas estas transformaciones también se reflejan en el lugar que ocupa el discurso económico dentro de los medios y en las prácticas discursivas de toda la sociedad (Marazzi, 2002; 2003).

Las modernizaciones «desviadas» (García Canclini, 1990) que se han dado en América Latina nos obligan a mirar con atención el funcionamiento de las economías locales en el contexto de los procesos de globalización. En un territorio donde la economía capitalista tuvo una implantación desequilibrada y el Estado, supuestamente de Bienestar, terminó causando más de un Malestar a los ciudadanos, las reflexiones sobre las sociedades avanzadas postfordistas deben ser tomadas con pinzas. Una cosa es evidente: la globalización aceleró la aparición de los «mercados emergentes» y consolidó su integración dentro de los circuitos internacionales del capital financiero.

En el caso de la Argentina este proceso generó un modelo de crecimiento fundado en la llegada de capitales financieros en busca de las mejores tasas de interés. Si al principio de la década de 1990 la economía argentina creció de la mano de las favorables tasas de interés y del ingreso de capitales especulativos, lo cual generó ocupación y reactivó una economía que venía de veinte años de decadencia, al retirarse esos mismos capitales se entró en un proceso recesivo caracterizado por la degradación política y la destrucción del tejido social.

Si bien después de varias décadas de hiperinflación, planes de ajuste, devaluaciones y crisis, los argentinos se habían acostumbrado a ver el mundo cotidiano filtrado por una tabla de cambios y porcentajes de interés, en los años 90 se produjo una consolidación de la racionalidad económica a nivel de los discursos sociales. En este contexto los discursos “de” y “sobre” la economía asumieron nuevas valencias que ayudaron a configurar un nuevo territorio discursivo. Algunos investigadores han identificado un desplazamiento desde la economía hacia la filosofía: en los años 90 el discurso económico terminó por ocupar un lugar fundacional en la sociedad argentina, eclipsando a otros discursos como el político o el social (Abraham, 2000).

Esto se complementó con una reubicación de los enunciadores económicos dentro del universo discursivo. Los economistas impusieron su agenda y sus conceptos, cumpliendo un rol terapéutico que se basaba en un saber: ellos decidieron sobre qué se debía hablar, trazaron los límites de la acción y marcaron el área de lo posible. La economía, más allá de sus «pretensiones científicas» en tanto disciplina del saber, funcionó «como la garantía moral del grado de responsabilidad de un discurso político» (Abraham, 2000 : 260).

Este trabajo se encuadra dentro de una teoría del discurso social ( 1) y tiene como objetivos: 1) describir la construcción del concepto Riesgo País (RP) ( 2) dentro del discurso del diario digital Clarín.com, y 2) analizar su constitución como instrumento de hegemonía política. El corpus de la investigación incluye todos los artículos e infografías publicados por Clarín.com entre 1998-2002 dedicados al tema del RP. La versión on line del principal diario argentino incluye, además de los artículos publicados en la edición matutina, periódicas actualizaciones que lo transforman en un canal informativo privilegiado para seguir minuto a minuto la evolución de las noticias. Al final del recorrido realizaremos una serie de reflexiones sobre el discurso económico y los rasgos que distinguen a los diarios online.

La aparición del Riesgo País (1998-2000)

Durante 1998 el RP ocupa un lugar irrelevante en la agenda de Clarín: se trata de una variable financiera para entendidos, lejana de las preocupaciones de millones de ciudadanos. Sólo unos pocos artículos lo mencionan y su presencia mediática se reduce a las declaraciones de los especialistas. A lo largo de 1999 el RP, pese a la profundización de la crisis económica, también seguirá siendo un dato marginal. El 10 de diciembre de ese año, Fernando de la Rúa asume como nuevo Presidente de los argentinos. El «menemismo», con todas sus historias de corrupción, degradación política y recesión, parece quedar atrás.

Durante el año 2000 la situación se mantiene: según el buscador de Clarín.com, el RP aparece citado sólo en 34 artículos. El RP argentino fluctúa dentro de límites normales y sólo es noticia cuando crece «más que el de México y el de Brasil» (19 de agosto de 2000). En diciembre el gobierno negocia con el FMI un «blindaje financiero» de 20.000 millones de dólares. Con el anuncio del blindaje Clarín.com avisa que «el Riesgo País, que mide la confianza sobre los títulos locales, cerró el viernes a 8,13 por ciento por encima de papeles similares de EEUU…» («Riesgo País», 18 de diciembre de 2000). Poco a poco el nuevo concepto irá entrando en el universo discursivo del mayor diario argentino.

De la fase didáctica a la fase operativa

Según el buscador de Clarín.com durante el año 2001 el RP aparecerá en los títulos de 193 artículos. Analizaremos a continuación cómo entró en escena este actor discursivo.

– Enero de 2001: a mediados de mes el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprueba el «blindaje». El RP desciende y desde fuera se “ve bien” al país: el estratega Therry Wizman explica que «… a largo plazo puede bajar más el Riesgo País, y en lo inmediato, hacer que algunos capitales vuelvan al país…». Pero el analista también expresa «preocupación» por las trabas que pueda poner la Justicia a las reformas que el gobierno argentino propuso a cambio del «blindaje».

La mirada del otro resulta fundamental en una economía fundada en la confianza: ante el mínimo temblor político o gesto social que genere desconfianza, los capitales financieros tomarán vuelo y se irán a mercados más tranquilos. Si la construcción de la confianza recíproca entre dos sujetos es una cuestión fuertemente visual (“mírame a los ojos, no me mientas…”), la mirada de los inversores extranjeros se refleja en las acciones y gestos de los actores locales (operadores de Bolsa, Gobierno, etc.): ellos saben que desde fuera “los están mirando”. En esta primera fase de su construcción discursiva el RP no es tanto un signo para el frente interno como un índice para los operadores extranjeros. Ese dato genera una mirada «externa» que termina por construir la subjetividad de la sociedad argentina.

– Febrero de 2001: después de un enero radiante el derrumbe del mercado turco, la mayor inflación en EEUU y el desplome del NASDAQ provocan un nuevo aumento del RP argentino.

– Marzo de 2001: las cosas no mejoran y el malestar crece. La salida del ministro de Economía, Machinea, promueve una recuperación de los títulos públicos. La llegada del nuevo ministro López Murphy hace que «el Riesgo País, que mide la confianza de los inversores, bajara a 726 puntos…» («Fuerte respaldo…», 06 de marzo de 2001). Como vemos Clarín.com sigue manejando un registro didáctico con relación a sus lectores. Pero la situación no está tan calmada como parece. El día 8 circula el rumor de que López Murphy abandonará el cargo: el RP aumenta 29 puntos en un día («Una versión de renuncia…», 09 de marzo de 2001). Todo volverá a la normalidad apenas López Murphy confirme a su nuevo equipo económico.

El día 15, después de una caída de Wall Street, el RP sube 19 puntos; al día siguiente aumenta otros 41 puntos y vuelve el rumor sobre la renuncia del ministro López Murphy. El ex-ministro Domingo Cavallo –inventor de la convertibilidad: un sistema que ancló el valor del peso argentino al dólar estadounidense– se perfila como su probable sucesor. Los operadores suponen que su regreso calmará las fuerzas del mercado. El día 19 el RP cierra a 898 puntos. Finalmente el presidente De la Rúa se decide y abre las puertas del Ministerio de Economía a Domingo Cavallo.

Poco a poco el RP se ha instalado en el discurso mediático. El día 24 Gustavo Bazán explica el funcionamiento de esta variable económica: «… el enigmático término ‘Riesgo País’ ocupa cada vez más espacio en los análisis de los operadores financieros, que saben de qué se trata, y también de los políticos que están empezando a entender –bajo presión– sus alcances. Pero lo más llamativo es que el ‘Riesgo País’ también empezó a instalarse entre la gente como tema de conversación o de preocupación. Hoy es el ingrediente que reemplaza al seguimiento obsesivo del precio del dólar o de las tasas de los depósitos a plazo fijo, dos inquietudes clásicas de la clase media argentina… La gente, sin saber, intuye al menos que está en ‘zona de riesgo’. Pero, ¿qué es el Riesgo País? En términos simples, el ‘Riesgo País’ es una tasa de interés promedio, que surge de calcular los precios y las tasas de rendimiento de determinados bonos de la deuda de nuestro país…» («Qué es el Riesgo País?», 24 de marzo de 2001).

A medida que el RP se instala en el discurso social debe ser explicado. Por un lado, el autor nos presenta un programa narrativo que transforma al RP en un sujeto activo que se abre paso y busca instalarse en el universo discursivo social argentino. Más adelante Bazán describe con ejemplos el funcionamiento del RP y lo que éste representa para la economía argentina. En otras palabras, podría decirse que en esta fase se construye al enunciatario del RP: el ciudadano «medio», el lector de Clarín.com que posee sólo algunos conocimientos financieros básicos –que le han permitido sobrevivir en una economía hostil– pero que no incluye en su enciclopedia (Eco, 1981) el concepto de RP.

El discurso informativo, en esta fase, se confunde con el discurso didáctico. Si bien estos dos tipos de discurso a menudo coinciden –ambos tratan de hacer saber algo, tienen la capacidad de transmitirlo (poder decir) y están legitimados para hacerlo (poder de decir–, normalmente el periodista cede la palabra al especialista cuando se trata de explicar procesos o conceptos de orden científico (Charadeau, 2003). El periodista económico es el encargado de dar respuesta a esta necesidad de saber.

– Abril de 2001: los altibajos continúan todo el mes. El día 25 Clarín.com anuncia que «…después de haber subido 388 puntos en tres días, el Riesgo País bajó ayer 89 puntos básicos» («Alivio en los mercados», 25 de abril de 2001). En los días sucesivos esta tendencia a la baja se mantendrá gracias a las medidas del ministro Cavallo.

– Mayo de 2001: durante la primera semana de mayo algunas dudas por las condiciones de canje de la deuda vuelven a presionar sobre el RP, que se coloca a 1.092 puntos. Una vez aclarada la cuestión volverá a descender a 975. La semana siguiente nuevas dudas llevarán el RP a 1.050 puntos… y así durante el resto del mes.

En mayo el RP ha entrado definitivamente en las conversaciones de los argentinos. Ya no será necesario explicar en cada artículo su significado o las posibles consecuencias de su aumento: los medios ya han creado esa competencia en sus lectores. El día 15 Clarín.com publica un artículo de Vicente Muleiro que confirma la apertura de esta nueva fase discursiva. El RP ha abandonado su fase inicial, que involucraba principalmente a enunciadores y enunciatarios económicos, para radicarse en el discurso social de los argentinos. Según Muleiro «… el concepto de Riesgo País se ha instalado en la vida cotidiana con la fuerza de una sensación térmica que marca la temperatura del ánimo. Preguntar por su récord se ha vuelto tan habitual como averiguar por la salud de la familia en una charla casual entre amigos. ‘¿Cómo anda hoy el Riesgo País?’, se inquiere al de al lado mientras se mira, con cansada desesperanza, los azulejos mudos del mingitorio…». Por otro lado, Muleiro introduce una metáfora: el RP como valor meteorológico. El autor sostiene que «… revestida de esa aparente racionalidad económica, la figura terminal del Riesgo País tiene el peso ancestral de una fuerza de la naturaleza, de esas que resulta imposible dominar. Es como si nos dijeran que hace 44 grados a la sombra… Como una fuerza oscura, ante la que racionalmente no podríamos hacer nada, el Riesgo País es un poderosísimo hallazgo de terrorismo verbal» («Cómo está hoy el Riesgo País», 15 de mayo de 2001).

A fines de mayo el ministro Cavallo completa «el proceso de reconciliación con los operadores financieros, con quienes se había enfrentado en marzo pasado, a pocos días de asumir, cuando los calificó de ´miopes´ e ´ignorantes´…» («El ministro se reconcilia…», 22 de mayo de 2001). Una vez más las miradas –en este caso «miopes”– aparecen como el elemento constitutivo de las relaciones financieras. Por entonces el RP ha saltado del suplemento económico a los artículos de política y sociedad, para terminar en las tiras cómicas de Clarín.com (ver figura ( 1)).

De la fase operativa a la explosión

– Junio de 2001: a pesar de los repetidos gestos del ministro Cavallo la desconfianza de los mercados y la tendencia al alza del RP continuarán durante todo el mes.

– Julio de 2001: la segunda semana el RP supera los 1.600 puntos. La situación es muy compleja, las alianzas políticas están a punto de estallar y hasta se baraja la hipótesis de una posible renuncia del presidente De la Rúa. El Gobierno –para evitar caer en el default (cesación de pagos)–se prepara para votar una aparentemente salvadora Ley de déficit cero; los inversores, asustados, se desprenden de los bonos argentinos por temor a medidas imprevistas.

– Agosto de 2001: la aprobación de la Ley de déficit cero reduce el RP hasta 1.571 puntos, pero al día siguiente se dispara hasta los 1.700 y George W. Bush mandará al subsecretario del Tesoro de EEUU, John Taylor, para apagar el incendio. Los especuladores financieros comienzan a mirar hacia otros mercados más rentables. Mientras, los operadores económicos esperan una respuesta del FMI que se hace esperar.

Resulta interesante remarcar que los procesos de semiosis ilimitada (Eco, 1981) que se verifican en el espacio discursivo (rumores de renuncias, sobreinterpretaciones, señales del gobierno o del FMI, etc.) más de una vez han disparado el RP. En este caso, es el «silencio» de uno sus enunciadores privilegiados el que provoca un ulterior aumento del RP: «sin contar con información precisa de cómo están avanzando las negociaciones que en Washington llevan adelante buena parte del equipo económico y los técnicos del FMI, los operadores comenzaron a mostrar cierta desconfianza sobre los frutos de acuerdo… Y esa actitud se expresó (con) la consecuente suba del Riesgo País hasta los 1.503 puntos» («El silencio del FMI…», 15 de septiembre de 2001). El sistema económico exige un flujo de comunicación constante, sin sobresaltos, donde no hay lugar para el silencio o para la circulación desenfrenada de discursos (rumores). Es evidente que una situación discursiva de este tipo es utópica, ya que el discurso es por definición el mundo de los secretos y los malentendidos, un lugar donde todos somos potencialmente «agentes dobles» (Fabbri, 1995).

Por otro lado, el silencio de un enunciador privilegiado como el FMI se transforma en una fábrica de rumores. Al día siguiente Clarín.com confirma: «El mercado se movió al compás de los rumores. No se hablaba de si aparecerá o no la ayuda del Fondo, sino sobre el monto que podría alcanzar esa asistencia. Y las versiones daban para todos los gustos…» («Repuntaron las acciones…», 16 de agosto de 2001). La guerra de rumores no se detiene. El día 22 Clarín.com informa que «El mercado quedó atrapado por los nervios y la incertidumbre, y eso se tradujo en una nueva y fuerte suba del Riesgo País» («Un rumor equivocado», 22 de agosto de 2001). Finalmente llega el acuerdo con el FMI y el RP se derrumba hasta los 1.451 puntos. El mercado argentino –ese ser viviente que late al ritmo de los rumores y los silencios– tiene una «reacción positiva» y algunos especulan que el RP podría incluso bajar hasta los 1.200 puntos.

– Septiembre de 2001: si agosto cerró con una caída del RP, septiembre no podía más que arrancar en subida. El día 7 el RP sube a 1.455 puntos y se confirma el goteo permanente de los depósitos bancarios. El día 11 de septiembre el mundo mira a Nueva York: el ataque terrorista enrarece el clima político y financiero mundial. La agenda nacional también cambia y por el resto del mes Clarín.com prácticamente no volverá a hablar del RP, el cual seguirá fluctuando en los 1.600 puntos (ver figura ( 2)).

– Octubre de 2001: arrecian los rumores sobre el futuro del ministro Cavallo. Faltan pocos días para las elecciones legislativas. A estas alturas el RP ha batido todo récord y ha dejado de ser un valor significativo para los analistas extranjeros: al superar los 1.000 puntos el país ha entrado en otra dimensión económica donde la calificación cuantitativa no tiene sentido. El RP, sin embargo, seguirá siendo el principal indicador de la economía discursiva argentina. Esta persistencia se puede explicar de una sola manera: el RP ha dejado de ser un indicador económico para convertirse exclusivamente en un instrumento de hegemonía política. Si bien desde su misma aparición el RP fue usado con fines políticos –para legitimar ajustes fiscales, acelerar la aprobación de leyes o recortar la obra pública–, en esta última fase la función hegemónica tiende a anular la función económica. El día 11 la Argentina supera a Nigeria y conquista el primer puesto con 1.859 puntos: «Y llegó el día. En las pantallas de los operadores de bonos de todo el mundo la Argentina apareció ayer, por primera vez, como la economía con el Riesgo País más alto del mundo…» («La Argentina…», 11 de octubre de 2001).

El día después de los comicios –en los cuales el «voto bronca» (en blanco o anulado) se llevó los mejores resultados– la agenda deja la política para volver a la economía. Todos esperan con ansiedad un nuevo paquete de medidas del ministro Cavallo… que no llega. El silencio de este enunciador privilegiado hace que el RP trepe hasta 1.824 puntos. El Gobierno responde a la crisis con más silencio. Resultado: el RP supera los 2.000 puntos y se derrumba el mercado de los bonos (-20 por ciento).

– Noviembre de 2001: el 1 de noviembre el RP, en medio del silencio de los enunciadores estatales, se acerca a los 2.300 puntos. El día siguiente, al conocerse las medidas económicas, el RP sube hasta los 2.500 puntos. La reacción es evidentemente de escepticismo. Nadie cree en las nuevas medidas del ministro Cavallo. De frente a esta descomposición del sistema financiero los analistas dejan de monitorear el ascenso imparable del RP para dirigir sus miradas hacia los depósitos bancarios.

Las oscilaciones del RP marcarán la semana del lunes 12. Clarín.com describe de esta manera una jornada típica: «El mercado financiero volvió a moverse ayer con altibajos, al ritmo que le fueron imprimiendo las distintas versiones que circularon sobre el canje de la deuda. En la primera parte del día, el riesgo trepó hasta 3.170 puntos, alentado por comentarios atribuidos al secretario de Finanzas, Daniel Marx, respecto de una posible quita en el capital de los bonos de los inversores externos. Más tarde, el funcionario salió al cruce de esa interpretación de sus dichos y negó enfáticamente que se esté pensando en una quita. Eso permitió descomprimir un poco los nervios de los operadores y atenuó la caída del precio de los bonos de la deuda argentina. Así, el Riesgo País cerró finalmente en 3.026 puntos…» («El Riesgo País cerró…», 13 de noviembre de 2001). El mercado está agitado, más vivo que nunca, se «mueve con altibajos» siguiendo el «ritmo» que le imprimen las versiones. Podría pensarse que los mercados financieros son organismos que se alimentan de semiosis: cuando abundan las interpretaciones, se agitan. En ocasiones un mismo enunciador debe volver una y otra vez a su discurso para rectificar o aclarar el sentido de sus palabras. La ausencia de discursos, como ya observamos, también altera el metabolismo de los mercados: a veces es el silencio de algún enunciador privilegiado el que genera un vacío que indefectiblemente será llenado por los rumores generados por los otros enunciadores.

– Diciembre de 2001: el día 4 el RP argentino cierra a 3.306 puntos pero el miércoles, gracias a un cambio en el sistema de evaluación introducido por el banco JP Morgan, amanece a 4.040 puntos. La economía argentina ha hecho saltar todos los sismógrafos financieros y se desliza hacia el infierno del default. La olla a presión finalmente estalla y se transforma en «cacerolazo». El día 12, Clarín.com nos recuerda que el RP alcanzó los 4.160 puntos. Pero la temperatura en las calles lo supera: los bancos se niegan a devolver el dinero a sus clientes y el incendio social corre por las calles de la Argentina al ritmo de las cacerolas. La semana que comienza el lunes 17 de diciembre ya entró en los libros de historia. Los cortes de rutas, piquetes, marchas de reivindicación y asambleas en las puertas de los bancos son sólo el preámbulo de la renuncia en cadena del gabinete de gobierno y el asalto popular a la sede del Congreso. Buenos Aires arde en directo por las pantallas de todo el mundo, mientras cinco políticos se suceden en el sillón presidencial durante una semana interminable.

Después de la explosión: el discurso meteorológico

La llegada a la presidencia de Eduardo Duhalde genera un cambio discursivo: la gran obsesión de los mercados, el flagelo de los ahorristas, el valor que mejor representaba el latido de la economía (y la decadencia de una sociedad)… abandona las páginas del diario junto con el Gobierno de Fernando de la Rúa. El RP, que en los meses sucesivos a la crisis de diciembre alcanzará los 6.000 puntos, desaparece del discurso de Clarín.com.

La desaparición resulta cuanto menos sugestiva: por lo general las noticias irrumpen en la primera página y de a poco se diluyen en las secciones interiores. De seguir este patrón el RP hubiera dejado de «ser noticia» en los grandes titulares para ir a morir poco a poco en alguna columna secundaria del suplemento económico. El recorrido en este caso es diferente: el RP, un componente fundamental de la agenda mediática, desaparece abruptamente del discurso de Clarín.com. La cuestión resulta aún más extraña cuando relevamos que otros diarios argentinos –como La Nación– seguirán hablando del RP en los artículos publicados en las semanas posteriores a la crisis.

Sin embargo, decir que el RP desaparece es incorrecto. A partir del 21 de enero de 2002 el RP adquiere un nuevo estatuto dentro del dispositivo de Clarín.com: el índice de confianza de la Argentina se ubica en la columna derecha del periódico on line, debajo de los iconos que informan sobre el estado del tiempo en Buenos Aires y de las previsiones meteorológicas. Ese espacio será de ahora en más dedicado al RP y a la cotización del dólar (ver figura ( 3)).

La ruptura de la convertibilidad ha reabierto un mercado cambiario congelado durante varios años. En este contexto el RP deja de ser una «noticia» que ocupa titulares y artículos para convertirse en una variable meteorológica. Con una ojeada al diario on line los lectores pueden enterarse si llueve en Buenos Aires y a cuánto asciende la temperatura de los mercados ( 3).

Conclusiones: economía, meteorología e información

En este trabajo nos hemos propuesto analizar cómo el discurso económico se impone a la sociedad y se transforma en un poderoso instrumento de hegemonía política: durante un año, en nombre del RP se aplicaron ajustes fiscales, se justificaron reducciones del gasto social y se legitimó la concentración de poderes especiales en manos del Ministerio de Economía de la Argentina.

El discurso económico, si aspira a hegemonizar el territorio de los discursos sociales, debe adaptarse a los ritmos y dispositivos retóricos de los medios masivos (frases cortas y contundentes, uso extendido de metáforas ( 4), etc.). En el caso del RP estamos en presencia de un fenómeno de mayor duración respecto a la media de la información mediática. No es casual que hablemos de la «larga marcha»: la puesta en escena del RP y su constitución como instrumento de hegemonía política fue un proceso que duró muchos meses. Si entre los años 1998 y 2000 hizo tímidas apariciones, en 2001 el RP quemó etapas a ritmo desenfrenado y al final de su recorrido, en lugar de morir en las páginas internas del diario, lo encontramos cómodamente instalado en la home page del principal diario on line argentino.

La inclusión del RP junto a la información climática nos coloca en el cruce entre diferentes tipos de discursos: informativo, económico, científico y meteorológico. Si bien el discurso meteorológico puede ser visto como un subgénero del discurso informativo (ambos tratan de «hacer saber» algo), éstos se diferencian en sus respectivas dimensiones temporales. El discurso meteorológico: 1) ofrece información actual sobre las condiciones climáticas, y 2) propone una serie de hipótesis sobre la evolución de las mismas en las próximas horas y/o días. A diferencia del discurso informativo tradicional, que trabaja en la dimensión del «ha sido», el discurso meteorológico combina el «es» con el «por ser». En este sentido el diario on line es un dispositivo ideal para el discurso meteorológico, ya que además de las previsiones puede indicar la temperatura y el estado actual del tiempo. El RP se coloca en esta dimensión del «es»: el tiempo real necesario para moverse en una economía dominada por la lógica financiera. La contaminación entre el discurso económico y el climático no es casual. Como sostiene Abraham, economía y meteorología comparten el espacio de la predicción: ambos son saberes que, a partir del análisis probabilístico, delinean un escenario futuro.

Al principio señalamos cómo el discurso económico se propuso a la sociedad argentina como lugar fundacional de otros discursos sociales (tanto economía como filosofía). Pero la economía también intentó convertirse en la ciencia natural de los mercados. Al entender el espacio mercantil como un ecosistema regido por leyes, el economista puede construir hipótesis, realizar predicciones y eventualmente proponer paliativos. La metáfora del ecosistema se complementa con la metáfora orgánica: como pudimos observar el mercado es un organismo vivo, consciente, que a veces se «pone nervioso» y debe ser «calmado». Las «enfermedades» del mercado –como la desocupación– pueden ser «diagnosticadas» y curadas con alguna «receta». Según Abraham (2002 : 15) durante los años 90 «los economistas han sido los protagonistas de la escena pública» argentina, los «diagnósticos eran de ellos, las terapias también».

¿Dónde se encuentra la especificidad del diario on line? Resulta claro que el diario impreso sólo puede brindar información del día anterior. La cotización del dólar o la estimación del RP de la jornada precedente no tienen valor financiero (salvo para identificar tendencias): las economías fundadas en los flujos de capitales necesitan información en tiempo real. En este sentido el diario on line construye un usuario implícito (Scolari, 2004) que invita al lector a visitar el diario varias veces por día, ofreciéndole la información climático-financiera más útil para sobrevivir en los agitados mercados.

En la última década del siglo XX, el discurso económico ha delineado para la sociedad argentina un destino inexorable. El retroceso de la presencia estatal era considerado un regreso al orden natural que la ciencia económica se encargaba de comprender, explicar y predicar. La larga marcha del RP es sólo un ejemplo de instrumentalización política de un concepto económico. Estamos hablando de naturalización, estamos hablando de construir hegemonía escondiendo el conflicto social. Naturalización y cancelación de la historia son, según Barthes, las coordenadas del mito. En nuestro caso, el mito del RP.

Bibliografía

ABRAHAM, T.: La empresa de vivir, Sudamericana, Buenos Aires, 2000.

ANGENOT, M.: Intertextualidad, interdiscursividad, discurso social, Universidad Nacional de Rosario, mimeo, 1998.

CHARAUDEAU, P.: El discurso de la información. La construcción del espejo social, Gedisa, Barcelona, 2003.

ECO, U.: Lector in Fabula, Lumen, Barcelona, 1981.

FABBRI, P.: Tácticas de los signos, Gedisa, Barcelona, 1995.

GARCIA CANCLINI, N.: Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Grijalbo, México, 1990.

MARAZZI, C.: El sitio de los calcetines. El giro lingüístico de la economía y sus efectos sobre la política, Akal, Madrid, 2003.

———: Capitale & Linguaggio. Dalla New Economy all´economia di guerra, DeriveApprodi, Roma, 2002.

SCOLARI, C.: Hacer clic. Hacia una sociosemiótica de las interacciones digitales, Gedisa, Barcelona, 2004.

Artículo extraído del nº 70 de la revista en papel Telos

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