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La ONU discute la Gobernanza de Internet


Por Susana Blázquez

Los poderes fácticos quieren controlar Internet, bajo la excusa de ordenar y mejorar la Red de redes. Hay unos 1.000 millones de internautas que celebran unos 27.000 millones de sesiones de usuario diarias, sin injerencia en los contenidos, y los operadores ven que se les escapa este tráfico IP. La ONU quiere limitar el actual poder que tiene EEUU en la Red.

El poder de Internet es algo incuestionable, y su presencia se intensifica en la economía, política, sociedad y cultura de todas las naciones. Mientras los usuarios luchan por mantener la larga y falsa tradición de autorregulación, muchos gobiernos consideran que deben intervenir en su gestión y coordinación internacional. «Los gobiernos entienden que Internet debe considerarse como una cuestión de interés nacional, y se sienten obligados a intervenir. Consideran que las Naciones Unidas es el sistema natural de gobernanza mundial, y opinan que los auspicios de esa organización serían una condición previa para dar la legitimidad política a la gobernanza de Internet. Este interés también es síntoma de que algunos se consideran olvidados». Esta declaración de Markus Kummer, realizadas por el que ya era Jefe de la Secretaría del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Gobernanza en Internet, marca el posicionamiento de la ONU sobre el tema.

El secretario general de la ONU Kofi Annan instituyó, en octubre de 2004, el Grupo de Trabajo sobre Gobernanza de Internet (GTGI o, en inglés, WGIG), con miembros propuestos por gobiernos, entidades civiles, sector privado y agencias internacionales y multilaterales. El presidente del grupo es Nitin Desai, subsecretario general para asuntos sociales y económicos de la ONU, que quiere hacer del GTGI un grupo de especialistas, y no de representantes gubernamentales o de otros grupos de interés. Tan loable deseo choca con la realidad.

ICANN

De entrada, uno de los elementos críticos de la gobernabilidad de la Red es la Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN / www.icann.org), organización civil sin ánimo de lucro. La ICANN coordina la distribución mundial de nombres de dominio de primer nivel, tanto los globales como los nacionales, la distribución mundial de las direcciones IP, y la adopción de los protocolos de comunicación utilizados por la Red. Es lo que se denomina «gobernanza de la infraestructura lógica» de Internet, auténtico poder querido por todos. La ICANN realiza su labor a través de la gestión de los 18 servidores raíz de Internet, que permiten asociar los dominios y las direcciones IP, que son los números de identificación de los ordenadores para detectar cuándo se conectan a Internet.

La ICANN está radicada en Estados Unidos, por lo que el gobierno de este país controla la organización a través de contratos realizados por su ministerio de comercio, necesarios para que la ICANN cobre anualmente los derechos de dominio, que la dan un enorme volumen de ingresos. Ante la expiración de algunos de estos contratos, el gobierno estadounidense ha dejado bien clara su postura de mantener el control indirecto de ICANN, alegando razones de seguridad. Además, 13 de los 18 servidores raíz están en Estados Unidos, lo que aumenta el poder de este país sobre la Red, a través de los contratos que su ministerio de comercio tiene con Verisign, que se hace cargo de los servidores.

Algunos países prefieren que la responsabilidad de ICANN sobre Internet se entregue a la Unión Internacional de Telecomunicación (www.itu.int), un organismo de la ONU en el que están representados cerca de 650 empresas de telecomunicaciones y más de 180 gobiernos, que son los que realmente ejercen el poder.

Pero la dependencia de ICANN de un solo país no es la única cuestión planteada en la ONU. Temas como los costes de conexión entre países, derecho de acceso a la infraestructura y a la información, libertad de expresión, seguridad y uso adecuado de la Red destacan entre más de 40 temas detectados por GTGI. Por encima de todos se consideran como clave la interconexión internacional y la seguridad en el intercambio de mensajes.

Los operadores no quieren perder el tren

La conexión física de las redes se rige por acuerdos internacionales de telecomunicaciones negociados en el ámbito de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), pero eso no sucede con la capa de transporte de datos. El tradicional modelo de telecomunicaciones, basado en el cobro por distancia y tiempo, migra al modelo IP, donde se cobra por capacidad y tráfico. Los teléfonos terminarán teniendo un número IP, y al usuario final le facturará quien le dé la conexión de datos.

«Los grandes operadores de telecomunicaciones, constructores de las redes, ven que el futuro de las telecomunicaciones está convergiendo en las redes IP, en las que conviven los datos, la voz y la imagen, y que son redes que no están sujetas a los acuerdos de interconexión de ITU. En este momento los operadores están interesados en formar parte de ese futuro, porque en ello les va su negocio y su razón de ser», afirma Miguel Pérez Subías, presidente de la Asociación de Usuarios de Internet (www.aui.es).

La fragilidad de la seguridad en Internet, tal y como está concebida la Red, es un problema sufrido por los internautas. Millares de usuarios son víctimas de robos de contraseñas y de códigos de identificación, como los realizados a través del phishing, que es la pesca de contraseñas y números de identificación a través de spams con contenido engañoso, asociado a un sitio web temporal del cual el usuario baja involuntariamente un programa nocivo. Para acabar con estas prácticas delictivas de forma efectiva, haría falta la coordinación política de todos los países, para poder cerrar de inmediato el servidor que los genera.

La vulnerabilidad de los servidores raíz de Internet se puso de manifiesto en el ataque que sufrieron de forma simultánea los 13 radicados en Estados Unidos. Investigadores del FBI lo calificaron como el mayor y más complejo ataque al sistema de servidores raíz, que podría haber puesto en jaque a la comunidad virtual si hubiera sido más prolongado.

Desigualdad entre países

Otro de los problemas planteados en el GTGI es el del reparto de los costes de interconexión de las redes que soportan el tráfico de Internet, que aumenta la brecha digital entre países ricos y pobres. La conexión física de las redes se hace por empresas de telecomunicación, bajo un generalizado acuerdo para compartir costes de forma igualitaria, dado que el tráfico de Internet es bilateral. En las conexiones entre dos países de niveles de desarrollo similares se negocia un arreglo de pago mutuo entre las empresas, por lo que el coste de acceso a Internet que repercuten al usuario final es similar para todos los países desarrollados.

La situación es desfavorable en los países menos desarrollados, que tienen poco o ningún contenido de interés internacional para ofrecer. En estos casos, el poder de intercambio bilateral es nulo, y estos países tendrán siempre la conexión más costosa para los usuarios finales. En estos casos, el país sólo se conecta a Internet si paga la totalidad de los costes de ancho de banda disponible, inclusive si los usuarios del país más rico usan servicios ubicados en servidores de un país más pobre.

El problema se agravará si los operadores de telecomunicaciones generalizan los servicios de pago por garantizar mayor calidad en determinados servicios, como el envío de vídeos o las transacciones comerciales, pues darán preferencia a estas señales, y erosionarán el tráfico del resto.

La frágil libertad virtual

Uno de los promotores del GIGT es el profesor William Drake, activista que defiende las libertades fundamentales relacionadas con las nuevas tecnologías, al entender que la «libertad en Internet se está erosionando». Drake quiere que las empresas que intervienen en Internet, tanto suministradores de equipos como de contenidos, se amparen en un código internacional de forma inflexible, ante la existencia de gobiernos como China, Arabia Saudí o Irán, que imponen sus normas, filtran las comunicaciones y tienen censura.

China es un mercado en expansión donde todos los portales quieren estar. El fabricante Cisco ha modificado todos sus routers para que el gobierno chino pueda censurar, filtrar y bloquear la información que circula por la Red. Google también se ha doblegado a las exigencias de las autoridades chinas, y ha optado por censurar contenidos, aunque informa a sus usuarios de que está bloqueando ciertas web.

Pero no sólo las dictaduras van contra las libertades fundamentales. Según Drake, «Bush viola las leyes de Estados Unidos porque la gente está asustada y lo permite. Vivimos un retroceso en términos de privacidad, justificado por la necesidad de proteger al ciudadano en la lucha contra el terrorismo». El profesor denuncia un organismo internacional de telecomunicaciones donde trabajan el FBI con 40 agencias de inteligencia, «para que los fabricantes de equipos incluyan en los routers puertas de atrás para facilitar la vigilancia». Por su parte, los internautas han bautizado con el nombre de Echelon la red de espionaje que, sospechan, está montada sobre Internet.

Mantener lo que está

Responsables de organizaciones sobre Internet quieren mantener lo que ya funciona, y todos coinciden en ver un lejano horizonte para la llegada de la gobernanza de Internet. Para Miguel Pérez Subías, «los internautas no queremos cambiar el modelo de Internet, dado que funciona razonablemente bien, queremos cambiar el control que Estados Unidos tiene sobre la Red».

Víctor Castelo, presidente de la Internet Society Capítulo Español (ISOC / www.isoc-es,org), organización mundial con 20.000 asociados y presencia en todos los países, aboga por la armonización de lo existente. «Queremos un foro de discusión permanente sobre Internet, con una secretaría, que podría estar en manos de ISOC. Es la única forma de atajar un problema mundial que pueda aparecer, por ejemplo en el terreno de la seguridad, de inmediato. Las organizaciones responsables del funcionamiento de Internet deberían trabajar de forma más coordinada para mejorar el funcionamiento de Internet, que creemos es bueno».

Para Castelo, la coordinación de organizaciones como ICANN, IETF, que armoniza la reglamentación técnica de Internet, e IAB que da soporte a su arquitectura, es imprescindible. «Esta coordinación aceleraría la llegada de la nueva tecnología de Internet IPV6, que facilitará el aumento de las direcciones IP, tema urgente ante la explosión de conexiones a la Red de los electrodomésticos de líneas blanca y marrón y de los móviles […] Por otra parte, sería deseable que Estados Unidos deje en manos internacionales los contratos con las organizaciones de Internet», afirma Castelo.

Según Jorge Pérez, del Grupo de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la ETSI de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid (www.gtic.ssr.upm.es), «la articulación de la gobernanza en Internet necesita que todos los agentes realicen un gran trabajo, y se impliquen en llegar a una meta común. Como se pudo ver en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, los intereses de las diferentes naciones y colectivos son muy dispares. Por ello se podría decir que el debate se mantendrá durante varios años hasta conseguir el nivel de consenso requerido para resolver los múltiples interrogantes planteados».

Artículo extraído del nº 69 de la revista en papel Telos

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