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La revolución del “personismo”


Por Francisco Vacas Aguilar

Yo y tú, objetos de lujo. El personismo: la primera revolución del siglo XXI

Editorial Debate. Vicente Verdú.
Madrid, 2005

Vicente Verdú publica ahora su segundo volumen dedicado a analizar las claves culturales, sociales y económicas de nuestro tiempo en la estela de su anterior obra (El estilo del mundo, Anagrama). En este amplio ensayo el escritor y periodista, bien conocido por audiencia y críticos, se centra en desentrañar lo que para él está convirtiéndose en la primera gran revolución del naciente siglo, esto es, lo que él mismo denomina “el personismo”, entendido como una especie de superación de la anterior etapa ególatra y una búsqueda “del otro” convertido esta vez en sujeto/objeto (nada oscuro) de deseo.

A lo largo de los 17 breves capítulos que contiene el libro, Verdú analiza uno por uno mitos y realidades del momento actual, desde un punto de vista que pretende huir del prejuicio, evitando cualquier atisbo de superioridad ética, moral o intelectual con respecto a las generaciones actuales.

Si en su anterior libro citado daba la impresión de que el autor no llegaba a definirse, en éste encontramos un analista comprensivo con los modos y prácticas culturales de su tiempo, a los que no sólo justifica sino que en ocasiones alaba.

¿Ajuste generacional de cuentas?

El libro rezuma un tono optimista con respecto a los hábitos culturales de las actuales generaciones, desdramatizando por completo el hecho de que la mayoría de los jóvenes de ahora hayan abandono (o postergado) la lectura con respecto a ofertas de ocio como los videojuegos, Internet o la telefonía móvil.

Verdú niega que haya crisis en la cultura actual, afirmando que lo que realmente está en cuestión es la cultura de los herederos de la Ilustración. Y adelanta, valerosamente, la hipótesis de imaginar «si la sociedad de consumo no fuera un cataclismo, sino el nacimiento de un espíritu absoluto que todavía desconocemos».

Parece evidente que esta postura de Alicia delante del espejo desarbola buena parte de las teorías críticas que han satanizado nuestra actual sociedad, sin realmente llegar a explicarla y mucho me temo que comprenderla.

La actual deriva intelectual, para Verdú, tiene que ver mucho con el descrédito de todo lo anterior: la política, las instituciones, la religión, el propio Estado y por supuesto la caída de los mitos… No obstante, de la pérdida de profundidad de la cultura actual ha emergido un nuevo espíritu crítico derivado a su vez de nuestra nueva naturaleza de consumidores, la cual nos ha permitido desarrollar un felino sentido de apreciar la calidad/valor de las cosas, evitando entre otras que «vengan a timarnos como sigue ocurriendo con algunos charlatanes honoris causa».

Andanadas desde la nueva cultura

El mayor tono crítico se despliega en el capítulo que dedica Verdú a la formación (sin información) donde, olvidando la postura políticamente correcta tan común en otros autores, arremete contra las instituciones educativas ancladas en la Ilustración.

Para Verdú, el descrédito de la enseñanza tiene su origen en la perseverancia de maestros empeñados en enseñar un mundo que ya no existe. ¿La respuesta?… alumnos desmotivados que desertan de las aulas, ya que su formación la encuentran crecientemente fuera de las aulas a través de múltiples pantallas.

Especial responsabilidad tiene la universidad en este nuevo estadio, ya que ésta, siempre según el autor, «se ha convertido en un mundo demasiado funcionarial y ofuscado» dejando escapar todas las oportunidades de (re)encontrarse con el mundo actual.

La endémica distancia entre universidad y empresa, que ha presidido la formación de generaciones enteras de licenciados, aparece ahora como algo del todo inexplicable, lo que conduce al descrédito de la institución educativa que, según el Verdú más combativo, «debería simplemente cerrar».

La consumación de la utopía

Y para finalizar, la sociedad de consumo ha alcanzado tal extensión que sencillamente no ha dejado nada sin conquistar, mostrando una nueva utopía que consiste precisamente en un final de sueño o al menos «la desaparición de la ansiedad por que irrumpa el milagro o estalle la revolución».

Y de este modo define Verdú el personismo, como el correlato de esta nueva cultura/sociedad conectada, superficial y en constante mutación, donde el último producto cultural es el sobjeto humano convertido en golosina planetaria.

En definitiva, primera aproximación de Verdú a la cultura del nuevo siglo, quemando antiguas naves ideológicas y corporativas, a la espera del perdón de unas nuevas generaciones que probablemente ni siquiera lean su libro.

Artículo extraído del nº 67 de la revista en papel Telos

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Francisco Vacas Aguilar