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Historia universal del uso y abuso de las imágenes


Por Lorenzo J. Torres Hortelano

Editorial Anagrama. Román Gubern. Patologías de la imagen
Barcelona, 2004

En la que hasta el momento es la última obra del prolífico pensador y estudioso de las imágenes, el catedrático de Comunicación Audiovisual Román Gubern (Barcelona, 1934), nos encontramos con un recorrido histórico de los diversos conflictos producidos a partir de la especial relación del ser humano con el universo icónico que le rodea desde el origen de la especie. Su premisa es la siguiente: las imágenes son a menudo productos culturales que dan lugar al conflicto o la confrontación ideológica o moral, a través de representaciones violentas, ofensivas o, simplemente, por su heterodoxia frente a determinados estatus socio-culturales establecidos, susceptibles, por tanto, de incomodar, soliviantar o, incluso, escandalizar a determinadas personas o capas sociales, las cuales a veces cuentan con el poder para prohibirlas o decomisarlas.

El profesor Gubern analiza, con datos antropológicos y culturales, las imágenes como elemento de conflicto, de ruptura y de confrontación en la sociedad humana, en tres campos concretos: la Iglesia, a través, por ejemplo, de la ilustración de las posiciones iconoclastas; la sexualidad, esta vez con relación al poder de las imágenes para alimentar las pasiones sexuales, centrándose en la pornografía; y la política, en la que las imágenes han sido empleadas como instrumentos militantes totalitarios desde el nazismo al estalinismo, y llegando, en la época contemporánea, a la problemática de los videojuegos. Todo ello analizando las imágenes como perversiones iconográficas.

¿Qué patología?

Este uso instrumental de las imágenes lleva a Gubern a localizar zonas de conflictividad ética, religiosa o política, percibidas a veces, según el contexto, como heterodoxas, siniestras, inmorales, perversas o enfermizas, en batallas que muchas veces no se limitan sólo al choque entre imaginarios. A este respecto, se trata de un libro indispensable para entender un aspecto decisivo de nuestra historia cultural que quizá pocas veces ha sido tratado de manera tan pedagógica. Sin embargo, debemos ver en ello también su mayor limitación, pues si la obra se titula Patologías…, echamos en falta una definición de lo que Gubern entiende por ese concepto.

Así, en variadas ocasiones, hace referencia a la teoría psicoanalítica (sobre todo de Freud y Lacan) sin profundizar en lo que ese campo de conocimiento nos pueda aportar al respecto. De manera que, ante tal ausencia, sólo podemos entenderlo en su significado más extendido, el clínico, o sea, como el conjunto de síntomas de una enfermedad.

Sin embargo, a partir de los ejemplos que va desgranando de forma harto amena, nos damos cuenta de que el concepto de “patología” que utiliza es más amplio que el del cuadro clínico. Así, alguno de los ejemplos más interesantes incluidos en ese inventario es el de la descripción y catalogación de la falsificación de obras de arte, puesto en relación, por ejemplo, con el concepto de aura de Walter Benjamin.

Imágenes: ¿sólo manipuladoras?

Patologías… podría relacionarse, en cierto sentido, con una de las grandes corrientes de investigación y opinión acerca de la influencia de las imágenes en la sociedad contemporánea. Nos referimos, por ejemplo, a la vía abierta por Apocalípticos e integrados (1965) de Umberto Eco. En este sentido, podría considerarse Patologías… como un libro apocalíptico en tanto en cuanto las imágenes (algunas imágenes) degradarían el hecho cultural banalizándolo o distorsionándolo. En este sentido, se deduce de la obra de Román Gubern que para él las imágenes no son «inocentes», sino «puntos de vista morales e ideológicos». Las imágenes, pues, como manipuladoras más eficaces de la psique humana que las propias palabras.

En fin, una reflexión necesaria en la sociedad contemporánea marcada, para bien y para mal, por lo audiovisual. En este sentido, quizá echamos en falta más ejemplos contemporáneos, pese a que analiza el tema de los videojuegos o el fenómeno mediático de la exhibición del pezón de Janet Jackson ante las cámaras de televisión.

Quizá la obra, en algún capítulo, también se decanta en demasía por reflexionar sobre la imagen como una arma moral y política desde la perspectiva de la comunicación social, más que desde un punto de vista artístico; por ejemplo, cuando se refiere a las imágenes religiosas. Evidentemente es una reflexión indispensable; pero creemos que no abarca toda la significación de algunas de esas imágenes que, lejos de pertenecer a ninguna patología, incluso hoy día, siguen guardando su aura o cierta estructura simbólica de la cual la teoría de la comunicación o la semiótica no pueden o no saben dar cuenta.

En el otro sentido, alguno de los mejores logros de Patologías… consiste en proponer un enfoque con criterio sobre el texto visual, más allá de la pura fruición o del hedonismo; algo muy necesario en la actualidad.

Por último, es de agradecer, tanto al autor como a la editorial, que, tratándose de un libro sobre imágenes, contenga más de cien ilustraciones de todo tipo (pinturas, gráficos, fotogramas, etc.) de manifestaciones artísticas de cualquier época de la Humanidad.

Artículo extraído del nº 66 de la revista en papel Telos

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Lorenzo J. Torres Hortelano