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La TDT en España: un reto superable


Por Jesús Banegas Núñez

Nos encontramos en plena encrucijada entre el mundo analógico y el digital. Dos caminos sin retorno hacia un destino inequívoco. Por un lado, las tecnologías analógicas en la senda irremediable hacia su desaparición. Por otro, las tecnologías que nos conducen a un universo plenamente digitalizado, no sólo en el ámbito de la televisión, sino en el de todas las tecnologías de información-comunicación conocidas hasta la fecha.

La evolución del mercado de productos de consumo con mayor impacto en nuestra sociedad ha vivido recientemente un punto de inflexión histórico. Precisamente a finales de 2002 se producía el cruce entre los mencionados mundos, de forma que ya hoy más de la mitad del mercado es digital.

Todavía no son de dominio del gran público las importantes ventajas de la televisión digital frente a la analógica. Sin duda, pasará todavía algún tiempo hasta que el ciudadano las comprenda y, por tanto, las disfrute. Para acortar en lo posible este proceso, los distintos actores que intervenimos en el mismo –administración, operadores, industria de contenidos e industria fabricante de equipos– tenemos mucho que hacer.

El descodificador único

Para el despliegue masivo de la televisión digital terrestre es esencial la existencia de una plataforma única para todos los radiodifusores. La primera consecuencia de esta uniformidad es que facilitará enormemente la adopción de herramientas de desarrollo estandarizadas. Al mismo tiempo, incentivará la creación de nuevos contenidos y, por fìn, nos conducirá a menores costes de producción y mantenimiento. En definitiva, el descodificador único sólo proporciona ventajas, frente a las caóticas consecuencias de un mercado con plataformas diferentes.

La Comisión Europea ya ha recomendado el camino a seguir: Multimedia Home Platform (MHP). Esta plataforma de software no sólo es abierta y potente, sino que responde a los criterios del mencionado organismo europeo en el sentido de adoptar un API libre y normalizado.

Los países más desarrollados en el campo de la televisión digital terrestre apuestan por MHP. En el Reino Unido se migra hacia MHP. En Finlandia se utiliza MHP. La estrategia italiana es MHP. Y Alemania adopta ya MHP para la televisión digital por satélite.

Europa y España

Si respecto al descodificador único las tendencias parecen claras, no puede decirse lo mismo con relación a la plena puesta en marcha de la TDT en Europa. Salvo los mencionados, el resto de países van retrasados. Y todo ello, cuando la Comisión Europea ya anuncia una aceleración en el calendario que nos conduce al denominado «apagón» analógico.

Tras iniciar las emisiones experimentales en 2001, en nuestro país nos encontramos en una fase de estancamiento, pendientes de solucionar algunos problemas de partida. La tecnología, por sí misma, no puede resolver todos los problemas. Y aunque la industria fabricante de equipos e infraestructuras está preparada y dispuesta para dar el gran salto cuantitativo que se requiere, faltan actuaciones concretas de los otros agentes implicados: gobierno, radiodifusores e industria de contenidos.

La propia Comisión Europea ha puesto de manifiesto la necesidad de anticipar el «apagón» analógico. Ante este panorama, España tiene un desafío que ha de afrontar necesariamente. Un reto superable porque nuestro país dispone de ventajas objetivas que nos podrían proporcionar un papel destacado en el ámbito de la televisión digital terrestre. Es obvio que, de no aprovechar estas circunstancias y no superar el «parón» en el que nos encontramos, corremos un serio riesgo de perder liderazgo industrial y el esfuerzo realizado en materia de I+D sobre tan estratégico asunto.

El círculo vicioso

Llegados a este punto, podemos hablar de un círculo vicioso de la TDT en España, del que forman parte la escasez de espectro radioeléctrico, la carencia de contenidos y servicios específicos, la inhibición de las televisiones públicas sobre el tema, el retraso en la concesión de licencias por parte de las Comunidades Autónomas y el retraso en la publicación de la necesaria Ley Audiovisual que regule el sector. Sólo una decidida actuación pública puede romper esta dinámica.

La oferta de contenidos digitales, por otra parte, tiene mucho que ver con la financiación de la TV pública, que sigue siendo un problema sin resolver. Se requieren compromisos de oferta de contenidos y, por ende, una apuesta decidida de las televisiones públicas en este asunto, con carácter ejemplificador. En definitiva, parece más necesario que nunca un nuevo estatus en este campo.

La televisión digital terrestre representa una oportunidad histórica para los ciudadanos, al posibilitarles una mayor oferta de contenidos y servicios. Lo es para los operadores y radiodifusores, al ofrecerles nuevas oportunidades de negocio. También para la industria de contenidos, que tiene ante sí un mercado en expansión. Y, del mismo modo, para la industria fabricante de equipos e infraestructuras, con un mercado nuevo y la renovación del existente. En definitiva, una oportunidad única de liderazgo mundial en tecnologías y contenidos.

Para no desaprovecharla hay que adoptar medidas. Todas necesarias y urgentes. A saber: reasignación de espectro, elaboración de un mapa de cobertura nacional, definición del nivel de información de servicio, definición de un plan de adaptación de instalaciones colectivas de TV y ratificación del estándar MHP.

Y añadir a las anteriores otras medidas de carácter institucional como la asunción por parte de Radio Televisión Española (RTVE) del papel-motor para el lanzamiento definitivo de la TDT en España; establecer acuerdos con los radiodifusores privados, en materia de asignación de espectro radioeléctrico, contenidos y servicios digitales, y adoptar compromisos con la industria nacional para el suministro de equipos.

Puesto que el futuro pasa por la televisión digital y nuestro país se encuentra potencialmente en una posición avanzada, no debería desaprovecharse la oportunidad que representa esta tecnología.

Artículo extraído del nº 57 de la revista en papel Telos

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Jesús Banegas Núñez