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La banda ancha, más que una opción, una necesidad


El sector de las telecomunicaciones inició el curso, como ya es habitual, con las jornadas sobre banda ancha que todos los años organiza la patronal, ANIEL, junto con Fundación Telefónica, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo a primeros de septiembre. El encuentro fue de nuevo escenario de un debate que, en esta ocasión, estuvo marcado por el anuncio de la liberalización de las tarifas del ADSL minorista. También fue el marco en el que el sector conoció el relevo en el ministerio de Ciencia y Tecnología.

El santanderino Palacio de la Magdalena, donde se celebró el encuentro entre los días 1 y 4 de septiembre, vio este año desbordadas sus previsiones de asistencia. Alrededor de 350 personas se habían inscrito, lo que obligó a ampliar el espacio reservado en ocasiones anteriores. «Las jornadas han sido un éxito total», explicó a TELOS uno de los directores del encuentro, Francisco de Bergia, Director General de Telefónica. «Incomprensiblemente para un sector tan convulso y cambiante como es el de las telecomunicaciones, ya llevamos 17 años organizando este evento, que se ha convertido en la cita más importante de las telecomunicaciones en Europa y en el más destacado de la UIMP, porque ninguno de los que allí se celebran logra reunir a tantas personas durante cinco días», señaló.

El encuentro de las telecomunicaciones «Servicios y contenidos para la banda ancha» marca, según De Bergia, el inicio oficial del curso para las empresas del sector que aprovechan para fijar sus posiciones y estrategia de cara a los meses siguientes. En esta ocasión «ha habido polémica y debate, pero muy controlado», en palabras de este director del curso, fundamentalmente sobre el futuro de la banda ancha como opción a la telefonía fija. En las ponencias participaron los máximos responsables de las compañías del sector en Europa e incluso se contó con la presencia del ex ministro de Ciencia y Tecnología de Corea del Sur, Jung-Uck Seo, además de diversos expertos en mercados financieros.

Durante los cuatro días que duró el encuentro los profesionales allí presentes debatieron sobre el futuro de la banda ancha no ya como opción, sino como una necesidad y como habilitador clave del cambio en las telecomunicaciones. Todos los participantes coincidieron en que el sector está comenzando a experimentar una nueva revitalización que hace concebir más y mejores esperanzas de cara al futuro. También se trataron cuestiones de índole técnica, como qué tecnologías ofrecen un acceso más fácil o qué ancho de banda es necesario en las redes móviles, y también sobre los retos del futuro, fundamentalmente sobre la mejora de las infraestructuras, la innovación en los servicios y las fuentes de financiación.

La meta más inmediata que se plantean las empresas del sector radica en que la banda ancha llegue a todo el mundo. «Las infraestructuras están muy avanzadas, pero se necesita que la gente las utilice. Y ése es el futuro de las telecomunicaciones, porque la telefonía fija ya ha tocado techo y no se van a vender más terminales. Por tanto, lo que hay que hacer es incrementar los ingresos a través de los servicios: que el usuario, a través del teléfono fijo, pueda acceder a la banda ancha y descargarse películas, música, etc.», explicó De Bergia.

Se incidió especialmente en el hecho de que la banda ancha, que es la clave del futuro, necesita el desarrollo de contenidos y servicios útiles que interesen al usuario. Todos los participantes coincidieron en que ése es uno de los grandes retos que las telecomunicaciones tienen ante sí en estos momentos. Otro gran reto es, en palabras del Presidente de Telefónica, César Alierta, pasar de una regulación administrativa a otra económica, de una sobrerregulación a una desregulación, de la competencia ortopédica a una competencia eficiente y sostenible. En este sentido, César Bustelo, que intervenía por primera vez como Presidente de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones, matizó que es absurdo pensar que las empresas deben competir y nunca ganar, aunque reconoció que el modelo de competencia perfecta sólo existe en los libros y nunca en la realidad.

También surgió, a lo largo de estas jornadas, el problema de la financiación del servicio universal (teléfono fijo e Internet). Hasta ahora Telefónica soporta en solitario el coste de llevar el servicio hasta cualquier cliente y lugar, lo que en 2001 supuso un coste neto de 271 millones de euros, pese a las repetidas reclamaciones de la compañía de que esa situación sea financiada por todos los competidores. El entonces todavía ministro de Ciencia y Tecnología, Josep Piqué, que también tomó parte en el encuentro, informó de que se está estudiando cómo cambiar esta situación, de forma que ese servicio universal no sea costeado únicamente por Telefónica sino también por otros operadores, y opinó que esto puede abrir un debate sobre si esta financiación tiene que ser pública o privada.

La liberación llega al ADSL

Josep Piqué aprovechó la ocasión para anunciar la liberalización de las tarifas de ADSL para el cliente final, por un lado, y la flexibilización del sistema de precios o price cap con el objetivo de que las tarifas estén liberalizadas para el año 2005.

El otro asunto de actualidad que suscitó el interés de los asistentes fue el anuncio del nombre del nuevo Ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, hasta entonces Secretario de Estado de Comercio y Turismo y, en las últimas remodelaciones gubernamentales, eterno ministrable. El nombramiento fue acogido con satisfacción entre los participantes en el encuentro, pese a tratarse de alguien sin experiencia en el sector. «Juan Costa es una persona de una solvencia demostrada en responsabilidades de Estado», valoró De Bergia, «todos hemos tenido contacto profesional con él. Es difícil que cuando una persona llega a un ministerio tenga experiencia profesional en ese campo concreto y Costa, por el contrario, tiene una magnífica preparación económica».

El servicio de datos y el entretenimiento

Desde el punto de vista de las ponencias, un aspecto en común entre todas ellas fue la constatación de que el mercado está al borde de la saturación. Si el grado de penetración de las tecnologías móviles es del 82,8 por ciento en el momento actual, la previsión es que dentro de cinco años se sitúe en el 95,4 por ciento, de acuerdo con los datos de Vodafone. En 2002 las llamadas de voz alcanzaron los 44.400 millones de minutos, con un coste de 10.800 millones de euros; en 2008 las estimaciones apuntan a que las llamadas de voz se situarán en los 70.200 millones de minutos, es decir, que habrá un crecimiento, compensado parcialmente en ingresos por las caídas de tarifas.

Pero donde existe más potencial es en el servicio de datos: de los 1.200 millones de euros que las compañías facturaron por este concepto en 2002 se pasará, previsiblemente, a 6.100 millones de euros en cinco años. También se espera un crecimiento, aunque menor, en el entretenimiento: los juegos suponen un mercado de más de 3.500 millones de dólares para 2006, según las estimaciones de Vodafone. Sin embargo, la penetración de la banda ancha es aún mínima: sólo un 9 por ciento de los hogares españoles tiene acceso a estas tecnologías, frente a un 21 por ciento en Bélgica, el país de nuestro entorno con un mayor grado de penetración.

En este sentido, la banda ancha se perfila como la mayor oportunidad para ofrecer nuevos servicios, tanto en la red fija como móvil. Los datos hablan por sí solos: se calcula que el beneficio derivado de un amplio despliegue de la banda ancha en Estados Unidos puede alcanzar los 300 billones de dólares al año, esto es, unos 1.000 dólares por persona y año. Esta cifra es muy superior, por ejemplo, al beneficio estimado de la introducción y difusión generalizada de la telefonía móvil en ese país: 50 billones de dólares al año. Sin embargo, en España aún existen escollos que dificultan el avance de estas tecnologías, fundamentalmente la incertidumbre regulatoria, la eterna queja de las compañías del sector por su impacto negativo sobre el coste de capital, con lo que esto supone de freno a la expansión y de crecimiento de las actividades reales.

De hecho, todos los expertos en mercados financieros que estuvieron presentes en las jornadas admitieron que el sector de las telecomunicaciones ha pasado, tras la burbuja de 1999-2000 (favorecida por la bajada de interés y la tendencia alcista de las bolsas), por una grave caída. Entre marzo de 2000 y octubre de 2002 el sector comprometió unos 300.000 millones de euros en adquisiciones y licencias UMTS, lo que disparó la deuda de las compañías. Sin embargo, los expertos insisten en que desde entonces ha habido una recuperación, basada en la generación de caja a través de la reducción de costes, los beneficios fiscales y la venta de activos no estratégicos. Todos estos factores se han traducido en una revitalización del sector en bolsa, con una revalorización de un 20 por ciento en los últimos meses, lo que hace augurar mejores tiempos para el sector.

María Luisa Roselló

Artículo extraído del nº 57 de la revista en papel Telos

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