Las tecnologías digitales están transformando profundamente todos los ámbitos de nuestra sociedad, entre ellos a las universidades. En estas instituciones educativas parece que la adecuación digital va mucho más allá que la mera digitalización de la actividad universitaria tradicional, de manera que su incorporación efectiva a la nueva sociedad digital se plantea como uno de sus mayores retos.

Está hoy fuera de discusión el fuerte impacto que las tecnologías digitales han tenido y continúan teniendo sobre nuestras sociedades actuales. Como consecuencia de su introducción y su veloz difusión, se están viendo profundamente modificados tanto los procesos de producción, la organización del trabajo, los negocios, el comercio y los perfiles profesionales y laborales, como los usos culturales, los modos de acceso a la información y al saber, las relaciones interpersonales o nuestra imagen del mundo. Los primeros análisis realizados sobre la Sociedad Red, de unas dos décadas de antigüedad, se han visto superados por la incidencia de los múltiples efectos de un desarrollo tecnológico acelerado y que no siempre ha resultado previsible.

Impacto en la Universidad

Las universidades no han quedado al margen de dicha dinámica, aunque no siempre hayan estado a la vanguardia del cambio e incluso en ocasiones hayan planteado importantes resistencias. Pero la fuerza de los procesos sociales, impulsados en este caso por los impactantes avances tecnológicos, no se frena en ningún reducto, ni siquiera en uno tan secular como el universitario.

Para muchos analistas, el desafío va hoy más allá de la digitalización de la universidad tradicional, proceso imparable que ya se está llevando a cabo, y se plantea más bien como el reto de incorporar de manera efectiva la universidad a la nueva sociedad digital. Esa mutación plantea cambios más radicales y de más largo alcance que el de limitarse a digitalizar la actividad universitaria tradicional.

En este contexto, las universidades se están viendo afectadas en diversos aspectos: en su estilo de gobierno, en sus modos de gestión y administración, en sus métodos de enseñanza y aprendizaje, en su oferta académica, en sus dimensiones y en sus finanzas. Por una parte, se han venido lanzando y desarrollando diversas iniciativas y acciones encaminadas a modernizar la universidad en las direcciones apuntadas. Por otra parte, se han puesto en marcha procesos de análisis y prospección con el objetivo de seguir las transformaciones que se están produciendo y anticipar los cambios que implicarán en las funciones y en el propio modelo de universidad.

Con objeto de indagar en dicha mutación, la revista Telos ha organizado el presente Dossier, que pretende promover la reflexión y el debate acerca de este conjunto de cambios, reuniendo para ello varios trabajos seleccionados de investigadores y estudiosos del tema que abordan algunos de los aspectos apuntados.

Reinventar las universidades

Aunque se ubique fuera del Dossier, este número cuenta con la valiosa contribución de Alejandro Piscitelli, profesor en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en calidad de autor invitado. La clave de su propuesta queda recogida en estas palabras suyas: «Reinventar las universidades para prestar mejor atención a lo significativo, lo relevante, lo transformador (personal y colectivamente)», porque en nuestro mundo transformado de hoy «el reto no es el acceso, sino prestar atención». Y este mensaje está contenido en un texto con estructura polifacética, que arroja una visión casi caleidoscópica de la situación en que se encuentran la educación y la cultura a causa de un mundo afectado por la tecnología digital.

Entre estas ideas fulgurantes del artículo está la de las Humanidades Digitales. Una exploración educativa, investigadora y cultural que debe transgredir los sofocantes límites disciplinares y la consideración reductora de qué son las Humanidades en versión digital, para entenderse como una de las iniciativas para procurar un cambio en la universidad, en la educación en general.

El primero de los artículos que componen este Dossier, de Juan Pedro Molina Cañabate (Universidad Carlos III) y Camino López (Universidad de Coimbra) asume que hablamos de cultura digital porque una manera de definir una cultura y una sociedad es por la forma principal de comunicación que utiliza. Y así tenemos la cultura oral, la escrita, la audiovisual, la digital.

La rápida emergencia de una comunicación basada en la tecnología digital ha trastocado lo establecido sobre los medios de la cultura escrita. Y esta alteración se manifiesta en desajustes como los que aborda el artículo: el desajuste existente entre unos alumnos afectados por el cambio y una universidad que no ha realizado a todos los niveles las adaptaciones necesarias. Y también -y este es el caso concreto que estudian- el desajuste existente entre unos profesionales de la comunicación corporativa, formados para un entorno que ha desaparecido por causa de unos medios tecnológicos y prácticas de comunicación nuevas que se han derramado por la sociedad y la han empapado muy rápidamente. Así que la tensión, como señalan los autores, se agrava por la relación entre los dos desajustes: una profesión muy afectada por el cambio a una cultura digital y unos profesionales que necesitan otra formación en la universidad.

Los MOOC y el juego como herramientas

Juan Luis Manfredi (Universidad de Castilla La Mancha) y Francisco Cabezuelo (Universidad de Valladolid en Segovia) se centran en un fenómeno reciente que resulta hoy ineludible al hablar de la mutación digital de la educación superior: los MOOC (Massive Open Online Courses). Frente a los análisis tradicionales de esta práctica innovadora, generalmente dedicados al estudio de sus características, desarrollo, impacto institucional e incidencia en el aprendizaje, los autores plantean en su artículo una reflexión interesante acerca del papel que estos nuevos cursos pueden desempeñar para permitir a las universidades desarrollar nuevas funciones internacionales en la denominada diplomacia pública. Si hasta ahora el principal instrumento disponible en este campo han sido los programas de intercambio, que han cumplido un importante papel para influir en el público extranjero, los MOOC se han convertido hoy en una propuesta innovadora en el mismo sentido, que está encontrando un desarrollo importante en los Estados Unidos, aunque no tanto en Europa. Si bien la experiencia no resulta aún concluyente, no cabe duda de que constituyen una innovación en la diplomacia cultural internacional.

Desde un ser vivo a una institución secular son sistemas abiertos. Y de no conseguir mantener esta conexión fluida con el entorno, y cerrarse, la entropía lo desmorona. Interpretar en cada momento esa ósmosis en una institución como la universidad es fundamental. Actualmente el diagnóstico de la situación de la universidad se fija en el marcado desequilibrio existente entre su dedicación a la investigación, a la educación y a la cultura. Se ha volcado hacia la investigación, respondiendo así a una sociedad tecnológica explosiva y a un sistema económico que solicita este desarrollo científico y técnico por los beneficios que proporciona. Sin embargo, no ha reaccionado con igual agilidad y decisión ante una demanda de formación en la sociedad con objetivos y métodos distintos. En parte se ha limitado a entender el reto para la educación en una sociedad tecnológica como equipamiento TIC en las aulas de siempre. Sin otros cambios más profundos. Y la función de la universidad como espacio de cultura, es decir, el papel de la cultura para no solo instalar a las personas en el mercado de trabajo sino en el mundo, está empequeñecido. Recordar y replantear estas misiones de la universidad en el siglo XXI es el objetivo del artículo de Estela Martínez Garrido (Universidad Carlos III).

Teresa Piñeiro (Universidad de A Coruña) comienza su artículo analizando la incidencia que ha ejercido la emergencia de la cultura digital en la transformación de las metodologías, las herramientas y los espacios educativos. El impacto de la incorporación de las tecnologías ha implicado dar un paso más en los procesos de alfabetización digital, planteando la necesidad de desarrollar la denominada transalfabetización. En su artículo aborda la utilización de juegos de realidad alternativa (Alternate Reality Games o ARG) para la adquisición de competencias transmediáticas para los futuros comunicadores, en el seno de un curso universitario del Grado en Comunicación Audiovisual. Para ello realiza una propuesta práctica consistente en el diseño y desarrollo de un ARG, experiencia que se ha llevado a cabo en tres cursos sucesivos. La comparación de los planteamientos y los resultados de estas tres series le permite concluir acerca de la necesidad de desarrollar las competencias transmediáticas y la pertinencia de hacerlo por esta vía.

Educación superior versus educación escolar

El Dossier se completa con varios puntos de vista presentados por autores invitados que cuentan con un gran saber y hacer en el campo aquí estudiado. Francesc Pedró, jefe de la unidad de Política Educativa de la UNESCO, comienza su artículo reconociendo el adelanto que el sector de la educación superior, pese a su alegado conservadurismo, lleva al de la educación escolar en lo que se refiere a la incorporación de innovaciones generadas por la tecnología y al aprovechamiento de las oportunidades que esta ofrece. Interpreta que esa mayor apertura a la innovación pedagógica soportada por la tecnología tiene que ver con las peculiaridades de la profesión académica, que cuenta con tiempo, proximidad a la tecnología, autonomía y trabajo en red, así como con el entorno institucional de la educación superior, que está incorporando la innovación a sus funciones tradicionales. Entre las tareas que las universidades tienen pendientes a corto plazo, plantea la necesidad de evaluar científicamente los resultados de dichas innovaciones, analizando su contribución en términos de rendimiento, bien sea en lo relativo a la reducción de costes, la satisfacción de los participantes o el impacto producido sobre los resultados del aprendizaje.

Andrés Pedreño, exrector de la Universidad de Alicante, plantea una interesante reflexión acerca del potencial que la disrupción digital supone para las universidades. Coincide con nuestra tesis de que el reto más importante en la actualidad consiste en incorporar la universidad de manera efectiva a la nueva sociedad digital. En su artículo propone algunas ideas en esa dirección, tales como la necesidad de contar con nuevas métricas que obliguen a las universidades a salir de su ‘zona de confort’ y a diseñar políticas para responder a las exigencias de la sociedad digital, la urgencia de que las universidades adopten un papel proactivo en relación con la generación de conocimiento que permita el desarrollo de un nuevo modelo de crecimiento o la inclusión expresa de la innovación entre las misiones de la universidad, lo que afecta también al sentido y valor social de la investigación. Dedica algunas reflexiones al fenómeno de los MOOC, considerándolos al mismo tiempo una llamada de atención, una oportunidad para poner en valor la educación abierta y una ocasión para impulsar el cambio y la modernización en el ámbito universitario, apelando al protagonismo de las universidades en su propio proceso de mutación digital.

Reinterpretar la educación

Carlos Delgado Kloos, vicerrector de Estrategia y Educación Digital en la Universidad Carlos III de Madrid, recurre a dos casos concretos para mostrar las reflexiones de su artículo a favor de un movimiento urgente «Hacia una educación más ágil y flexible». El primer caso en el que se apoya es el libro de Armando Fox y David Patterson Desarrollando software como servicio: un enfoque ágil utilizando computación en la nube. Y centra su observación no solo en el contenido, sin duda interesante, sino también en el modo de transmitirlo. Los autores editan el libro en una plataforma de autoedición, con versiones en papel y electrónica, a la vez que asocian su desarrollo a un curso MOOC y otro SPOC (Small Private Online Course). Una forma distinta de entender la escritura y difusión del conocimiento. También la reciente experiencia del profesor Delgado Kloos en un curso MOOC de gran repercusión sirve de segunda referencia concreta para insistir en la necesidad de reinterpretar con los medios tecnológicos actuales los vehículos hasta ahora utilizados para la educación: el libro códice, el aula, la clase, la asignatura… el sistema educativo.

Creemos que este conjunto de trabajos ofrece una visión amplia de los cambios que hoy afronta la educación superior cuando asiste a una mutación digital sin precedentes. Confiamos en que el lector encuentre en estas páginas análisis y sugerencias que estimulen su investigación y su reflexión personal en asuntos de tan indudable actualidad y relevancia.

Artículo extraído del nº 101 de la revista en papel Telos

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Alejandro Tiana Ferrer


Antonio Rodríguez de las Heras

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