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Estudio y propuesta de principios para una sociotecnología de la información y la cultura (STIC)


Por Aquilino Morcillo Crovetto

Portada libroCultura y tecnología en el nuevo entorno tecnosocial
Fernando Sáez Vacas
Madrid: Fundetel (ETSIT-UPM), 2011, 181 p.
ISBN: 978-84-7402-376-3
Disponible en: http://www.gsi.dit.upm.es/~fsaez/intl/cultura_y_tecnologia.pdf

En palabras del autor (p. 84), Fernando Sáez Vacas es ingeniero de telecomunicación e informático y actualmente profesor emérito de la ETS de Ingenieros de Telecomunicación de Madrid. Con 45 años de experiencia universitaria en tareas de docencia e investigación, 14 de ellos compartidos con trabajo profesional sucesivamente en tres empresas (una de ellas multinacional), habiendo vivido técnicamente durante su trayectoria profesional varias ramas de especialidad en infotecnologías, que siempre ha complementado con la adquisición de conocimientos y con la realización de observaciones, modelos teóricos -varios de ellos relacionados con estudios orientados a desentrañar la complejidad- y experiencias enfocadas sociotécnicamente.

Es decir, este admirador de la infotecnología siempre ha concebido la tecnología en general como una parte esencial de la cultura y a la infotecnología, que es su ámbito personal de cultura técnica, como algo asociado al factor humano, según la línea de una subcultura-uso entendida en su sentido más amplio.
No es fácil resumir un libro en el que el autor ha sintetizado su cúmulo de experiencias relacionadas con el impacto técnico y social con la rama del saber a la que ha dedicado su afán desde prácticamente sus orígenes (como es la informática y su aplicación social), y para la que ha creado el neologismo ‘infotecnología’ y de la que lleva escribiendo e investigando desde 1964 con casi 300 artículos y 26 libros, además de mantener su labor docente como catedrático. Pero la ventaja de un libro de Fernando Sáez Vacas -y en especial este, que tiene carácter divulgativo y es en cierto modo resumen de su creación infotecnológica- es que aunque incida en temas ya tratados por él en otras publicaciones, siempre añade nuevos conceptos que integran y dan continuidad con originalidad a su pensamiento desde que analizaba como pionero en un campo desconocido la nueva realidad emergente a la que ha dedicado su profesión.

Y lo hace a partir de una formación técnica que le permite no solo separar la realidad de lo extrapolable a un futuro a partir de los conocimientos tecnocientíficos actuales, sino también del impacto cultural que esta nueva realidad está teniendo y puede tener en nuestras vidas, pues su cultura abarca tanto la de tipo humanista como la cultura técnica, sin la que aquella se quedaría incompleta.

Comienza el libro con una queja sobre la dificultad para que oficialmente se admita que la palabra cultura también abarca los saberes tecnocientíficos y no solo los humanísticos, problema ya denunciado por C. P. Snow, cuando sin los primeros, la ‘circunstancia’ de que hablaba Ortega y Gasset, o el entorno, nos llevaría a un mundo totalmente diferente. Sin la técnica del hacha de piedra, no se hubiera configurado un cerebro inteligente para especulaciones humanísticas, como indica la antropología; de igual forma, sin la técnica de la Red Universal Digital (RUD) el ser humano no estaría a punto de dar un trascendental paso evolutivo en cierto modo análogo al que se dio en la Edad de Piedra.

Con quedar diáfana la tesis, el autor incluye como Anexo un extracto del documento escrito en colaboración titulado El teléfono móvil, producto estelar de la red universal digital. Una tecnología compleja de impresionante y ubicuo impacto social, en el que esta red universal en un mundo informativamente digitalizado adquiere su sentido de prolongar los sentidos humanos e interconectarlos con el resto de los habitantes del planeta e incluso con sus máquinas.

La cultura tecnológica

La importancia que el autor le da a la difusión mediática de la cultura tecnológica, al objeto de crear unas mínimas bases de tecnocultura, o más precisamente de sociotecnocultura, es porque el mundo no se mueve simplemente en un entorno social, sino tecnosocial muy complejo y supeditado a la tecnología, que popularmente se conoce como TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). La infotecnología es un artefacto social, que genera nuevas y muy diversas formas sociales y mentales, pues este mundo tecnificado es mucho más complejo que el antiguo y más difícil de entender. Los neologismos en este nuevo entorno se suceden, pasando de Sociedad de la Información (SI) en la infociudad, a Sociotecnología de la Información, o Socioinfotecnología, de la que se debe partir hacia una Socioinfocultura y, más concretamente, Socioinfotecnocultura, pues la tecnología no puede estudiarse sin considerar el factor humano. Por eso prefiere el término Sociedad Digital al exclusivamente tecnológico de Era Digital.

Conviene no perderse en los neologismos, pues ante un campo tanto técnico como sociológico inédito, el autor debe desbrozarlo creando palabras nuevas para realidades que hasta el presente no existían, labor para la que la cultura humanística de Fernando Sáez Vacas resulta tan valiosa.

Decir que una persona es culta resulta improcedente para el autor, pues formando la ciencia y la tecnología parte inseparable de la actual cultura humana, no puede denominarse así a quien pudiera carecer de las más elementales bases tecnocientíficas. Solo se podrá hablar de Tercera Cultura cuando no se acepten verdades absolutas, lo que es propio de la Ciencia, basada en hipótesis contrastadas por datos y provisionalmente verificables hasta que nuevos paradigmas las sustituyen.

El mundo digital

El confesado propósito del ensayo es el de proponer unas bases conceptuales para pasar a la acción en el nuevo entorno tecnosocial (NET) con objeto de hacer compatible una cada día más copiosa tecnosfera con los elementos y sistemas de la biosfera, con el sistema medioambiental y con un conjunto de ciertos valores humanistas creados durante siglos de evolución. La era digital solo representa para el autor una frontera técnica, y que con ella sobrevenga una sociedad digital (homo digitalis) es una cuestión de adaptación social, cultural y antropológica; y es seguro que esa evolución será más lenta, compleja y tal vez dolorosa que la de la tecnología. La velocidad electrónica ha abolido la distancia física, pero no la distancia cultural.

La socioinfotecnocultura, donde la infociudad crece hasta el extremo de que ya más de la mitad del género humano vive en ciudades (que empiezan a denominarse ciudades inteligentes) y utiliza la infocultura, es una pieza para cimentar humanísticamente la Sociedad de la Información y del Conocimiento, pasos previos con el esfuerzo personal, a la sabiduría. En la ‘conexión ciberespacial’ distingue cinco etapas industriales: Revolución industrial (1733-1878); Era de la electricidad (1879-1946); Era de la electrónica (1947-1972); Era de la información (1973-2000) y Era digital/ciberespacial (2001-¿?), en la que sitúa a la RUD como convergencia de las tecnologías, convergencia e interoperabilidad de las redes, multimedia distribuido, interfaces naturales, redes domésticas, redes corporales, computadores ubicuos, ciberespacio e inteligencia no biológica.

Puesto que vivimos en ámbitos híbridos cada día más digitales, se resalta el hecho de que haya que programar procesos educativos con la influencia de la infotecnología en ellos, lo que implica la formación de ingenieros híbridos, concepto en que el autor se extiende.

Conviene resaltar que el libro no solo incluye los recuadros aclaratorios a que nos tiene acostumbrados el autor, sino también 189 notas a pie de página, situadas al final del libro, imprescindibles para la comprensión del mismo, con referencias propias y de otros autores y ejemplos personales, lo que lo convierte en un libro divulgativo sin restar rigor a la síntesis del pensamiento socioinfotecnológico de Fernando Sáez Vacas.

 

Artículo extraído del nº 91 de la revista en papel Telos

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Aquilino Morcillo Crovetto

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