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La expansión de EFE en iberoamérica


Por Carlos G. Reigosa

Prestigiosas instituciones y reconocidos expertos en comunicación social han llevado a cabo estudios, en los últimos treinta años, sobre la información internacional publicada en la prensa iberoamericana y han acreditado la progresiva implantación de la Agencia EFE en todo el mundo que se expresa en español.

El crecimiento de la agencia española ha sido especialmente acelerado en los últimos quince años. En ellos, se consolidó una trayectoria ascendente, que llevó a EFE a ocupar el primer puesto en los medios escritos de los países iberoamericanos, tanto por el número de noticias internacionales publicadas como por la superficie ocupada en los distintos diarios (medida en centímetros cuadrados), según las encuestas publicadas.

El primer estudio de referencia lo llevó a cabo, en 1962, el Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina (CIESPAL), con sede en Quito. Sus resultados fueron reveladores: el 94,3 por ciento de la información internacional publicada en Iberoamérica era obra de las grandes agencias de noticias no hispanas, sobre todo de las dos estadounidenses -AP y UPI-, que sumaban el 79,3 por ciento del total.

Cuatro años más tarde, en 1966, el profesor venezolano Eleazar Díaz Rangel dirigió otro estudio, que refrendó similares conclusiones. Les correspondía a las agencias internacionales el 76,5 por ciento de la información publicada, siendo el 72,1 por ciento del total de AP y UPI, y sólo el 4,4 por ciento de las europeas Reuter (Reino Unido), AFP (Francia) y ANSA (Italia).

Esta era la situación en 1966, justamente el año en que la agencia española EFE, hasta entonces de ámbito nacional, terminó de definir su nueva vocación de agencia internacional -muy especialmente iberoamericana- y comenzó su difícil andadura, en un mundo dominado por las agencias de habla inglesa.

EFE fue, pues, la última gran agencia que accedió, con su servicio informativo en español, al conjunto de la comunidad hispanohablante. A finales del siglo XIX habían llegado las pioneras Havas y Reuter. United Press -después UPI- comenzó la difusión de noticias en nuestra lengua en 1916. En 1951 lo hizo Associated Press (AP). Al año siguiente, en 1952, empezó la italiana ANSA. En 1959 la alemana DPA. Y, por fin, a finales de 1965, la española EFE, la única, entre todas ellas, natural y originaria de la comunidad hispanohablante.

Comenzó así EFE una verdadera larga marcha hacia su reconocimiento en el seno de la Comunidad Iberoamericana, a la que pretendía servir y a la que quería incorporar una voz propia, sin servidumbre de traducciones ni de cosmovisiones ajenas. Su propósito era, pues, ofrecer una información internacional concebida originariamente en español y redactada desde una visión de la vida común a los habitantes del mundo hispánico (definido unitariamente como Nuestro Mundo).

En 1976, el profesor chileno Fernando Reyes Matta, del Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales (ILET), dio a conocer otro estudio bajo el título El encandilamiento informativo de América Latina. Los resultados obtenidos (medidos en número de noticias publicadas), acreditaban la siguiente participación: 39 por ciento a UPI, 21 por ciento a AP, 10 por ciento a AFP, 9 por ciento a Latin-Reuter y 8 por ciento a EFE. La agencia española comparecía así por primera vez en una evaluación académica, diez años después de su llegada a América.

Siete años más tarde, en 1983, el ya citado Eleazar Díaz Rangel, profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela, coordinó un seminario sobre Las noticias del exterior en doce diarios latinoamericanos. Los porcentajes obtenidos pusieron de relieve el gran cambio producido en los diarios iberoamericanos. El 71,9 por ciento de la información internacional publicada correspondía a siete grandes agencias, conforme al siguiente reparto: AP,26,85 por ciento; UPI, 15,12 por ciento; EFE, 12,32 por ciento; AFP, 7,91 por ciento; ANSA, 5,62 por ciento; DPA, 3,47 por ciento, y REUTER, 0,61 por ciento. La expansión de la agencia española llamó la atención de Díaz Rangel, que la calificó, en su análisis, de «fenómeno notable en América Latina, donde todos los porcentajes bajan mientras EFE parece seguir subiendo».

Los datos acreditaban por segunda vez la presencia de EFE y definían una tendencia igualmente favorable en el mercado del habla española, aunque los datos de Reyes Matta y Díaz Rangel no fueran estrictamente equiparables. (Díaz Rangel hizo también una medición por el número de noticias publicadas, que situaba a EFE en el tercer lugar, con el 15,33 por ciento, detrás de AP, 33,43 por ciento y UPI, 18,07 por ciento). La agencia española todavía estaba lejos del primer puesto -y era apenas visible en las primeras páginas-, pero no era ya una desconocida y obtenía unos porcentajes significativos, a la cabeza de las agencias internacionales de origen europeo.

A la luz de estos datos, era posible recrearse en el viejo sueño (soñado a ambos lados del Atlántico) de conseguir una agencia internacional propia del mundo hispánico, capaz de asegurar nuestra autonomía informativa, sin débitos ni limitaciones respecto de las anglohablantes, tradicionalmente dominantes. La apertura de redacciones propias en Iberoamérica -hasta completar una por cada país- y la cobertura en directo desde las principales capitales del mundo, sirvieron a este propósito de la agencia española. Como también lo sirvieron -y lo sirven- la incorporación de los más modernos sistemas telemáticos y de distribución satelital, que han colocado a EFE en el grupo de cabeza de las agencias internacionales de noticias.

Llegamos así a los informes de Fernando Reyes Matta, directivo del ILET y profesor de la Universidad Andrés Bello de Chile, sobre la publicación de noticias internacionales en los diarios iberoamericanos entre los años 1988 y 1993. Son años claves, que coinciden con el progresivo descubrimiento que hace de sí misma la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Unos años en los que EFE aparece como la proveedora informativa mundial, que, progresivamente, se revela más próxima (en cosmovisión y en sensibilidad) y más atenta a los intereses de estos países en el exterior, sobre todo fuera del ámbito hispánico.

Los datos de Reyes Matta son concluyentes y muestran que, en los últimos años, EFE ha pasado a ocupar el primer puesto entre las agencias internacionales en Iberoamérica, tanto por el número de noticias publicadas en los diarios como por la extensión ocupada (medida en centímetros cuadrados), y asimismo en las primeras páginas, hasta hace pocos años casi vedadas.

Los datos de 1993 hablan por sí solos: EFE ocupó el primer lugar con el 28,76 por ciento de las noticias publicadas y el 26,87 por ciento del espacio total. Detrás quedaron AP (18,37 por ciento de las noticias y el 15,98 por ciento de la extensión), AFP (13,22 por ciento y 10,69 por ciento) y REUTER (12,85 por ciento y 11,12 por ciento).

Estos datos hacen patente, según el profesor chileno, que «EFE ha emergido a una posición de liderazgo dentro de la prensa iberoamericana, sin que nadie discuta ya su ubicación entre las grandes agencias internacionales de noticias con fuerte impacto en la región».

Ello ha sido posible, sin duda, merced al progreso tecnológico -incorporado al proceso informativo- y al avance profesional posibilitado por la democracia en España, que tuvo su traducción informativa en unas altas cuotas de credibilidad.
Reyes Matta reconoce estos dos logros, o así lo señala en sus informes, pero añade dos razones claves que sustentan, a su juicio, la nueva situación de la Agencia EFE en el mundo hispano; dos razones que se inscriben en la línea de los viejos anhelos del mundo hispánico y que, en palabras del investigador chileno, son las siguientes:

1. «EFE ha constituido la identidad de lo iberoamericano en el espacio informativo internacional, y está marcando nuestras diferencias dentro de la sociedad global. A un continente que habla, lee y se entiende en español, llega con la actualidad de otros continentes y regiones vistas desde una percepción cultural más propia y cercana».

2. «EFE parece llenar el hueco del viejo sueño de la agencia latinoamericana de noticias. Un proyecto formulado en diversos momentos del pasado (Telam, Latin, Alasei, etc.) que nunca lograron desarrollar la estructura técnica y profesional requerida para esa tarea, ni lograron la acogida necesaria para prosperar en el intento».

Estas dos razones se sustentan en unas evidencias que Fernando Reyes Matta extrae de los resultados de sus mediciones y que resume en los siguientes epígrafes:

– EFE se ha convertido en la principal agencia de noticias de los países latinoamericanos entre sí (de 18 de ellos es la fuente informativa más usada para dar cuenta en los demás países de acontecimientos registrados en cada uno de ellos).

– EFE es la principal fuente de noticias sobre Europa Occidental y de Europa del Este que se publican en la prensa iberoamericana.

– EFE ha pasado a tener una posición privilegiada en periódicos de alta influencia nacional e internacional (El Mercurio de Santiago de Chile, El Tiempo de Bogotá, Excelsior de México, El Comercio de Lima, etc.).

– EFE se ha ubicado como la segunda agencia en importancia en las informaciones procedentes de Estados Unidos que se publican en América Latina.

Si se tiene en cuenta que más del 85 por ciento de la información internacional publicada en la prensa iberoamericana tiene su origen en Iberoamérica,Europa y Estados Unidos, puede evaluarse fácilmente la importancia de las anteriores aseveraciones.

A la luz de los estudios citados y de las evoluciones que señalan para cada agencia, no constituye un exceso afirmar que, en un mundo informativamente dominado por las grandes agencias de habla inglesa, la española EFE ha conseguido introducir una novedad estratégica de extraordinaria relevancia. Algo que hay que medir y aprehender en los muy delicados -y quizá delicuescentes y resbaladizos- términos que definen la autonomía informativa de la Comunidad Iberoamericana, la vertebración del intercambio noticioso entre sus países miembros y la defensa de la unidad del idioma común.

Artículo extraído del nº 41 de la revista en papel Telos

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