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La escuela de tres mundos


Por Jan Kieniewicz

La Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) es una institución no-gubernamental creada por la Fundación Nuevo Cine Latinoamericano, que preside el escritor colombiano Gabriel Garcia Márquez, con sede en San Antonio de los Baños, provincia de la Habana, Cuba.
Fundada el 15 de diciembre de 1986, su primer director fue el cineasta y poeta argentino Fernando Birri, y su actual director es Orlando Senna, cienasta, periodista y escritor del Brasil.

El objetivo central de la EICTV es la formación de cineastas y videastas oriundos de América Latina y El Caribe, Africa y Asia, utilizando como método la experiencia práctica: los alumnos aprenden haciendo.
La EICTV concentra su actividad docente en cinco niveles:
– Curso Regular polivalente de dos años para jóvenes entre 18 y 24 años que, durante nueve meses, hacen un recorrido curricular por las diversas facetas del proceso audiovisual tanto en cine como en vídeo y televisión, y que terminan su capacitación seleccionando, al segundo año, una de seis especializaciones: producción, guión, sonido, fotografía, edición y dirección.

Los Talleres Experimentales han sido dirigidos con especial interés a áreas como redacción de guiones para cine y televisión, dirección de actores, actuación, fotografía submarina y edición. Los Cursos Emergentes están diseñados para grupos de activistas de sindicatos, organizaciones religiosas gremiales o del movimiento del vídeo alternativo para aprender rápidamente y a bajo costo el uso de los medios audiovisuales, con fines no-profesionales. Los Cursos Libres inician en los medios a miembros de diversas ramas, para quienes este conocimiento constituye un complemento en el ejercicio de sus profesiones.
Los Diálogos de Altos Estudios son básicamente teóricos y sirven para la discusión de temas que atañen al desarrollo del cine, el vídeo y la televisión en el Tercer Mundo, entre especialistas y personalidades de todo el mundo.
Algunos profesionales que han participado como monitores de estos cursos, incluyen a Alfredo Bryce-Echenique, Ignacio Ramonet, Armand y Michelle Mattelart, Doc Comparato, Jean-Claude Carriere, Octavio Getino, Eduardo Escorel, Manfred Vosz, Santiago García, Jorge Goldenberg, Augusto Boal, Jean-Pierre Beauviala, Gianfrancesco Guarnieri, Lautaro Murúa, Rafael López Miarnau, y por supuesto, Gabriel García Márquez, quien imparte anualmente su taller Cómo contar un cuento.

PRESENTACIÓN

Seis años formando cineastas, telecineastas, videomakers, fotógrafos, sonidistas, guionistas, editores, productores. Jóvenes que decidieron cambiar todas las aventuras posibles por una sola: la gran aventura de filmar la vida. O mejor, las vidas: la real, la imaginaria y la fronteriza. Personas convencidas de que el lenguaje audiovisual es el gran arte del siglo que vivimos y principalmente del siglo XXI, cuando los problemas de definición, profundidad y durabilidad de los soportes electrónicos estarán resueltos, abriendo todas las puertas y ventanas para la creación, para la experiencia vertiginosa de poder registrar y transmitir lo que pasa por nuestras cabezas a todas las personas del mundo, para intentar analizar, renovar, revelar nuestro mundo, nuestro tiempo.

Cerca de mil trescientas personas trabajaron, enseñaron y estudiaron en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) en estos años y no es difícil verificar que el 98 por ciento de este contingente se entregó en cuerpo y alma a ella, la amó y continúa amándola como se ama en los boleros, música que une e integra a latinoamericanos y caribeños en un sentimiento continental.
Seis años después de su inauguración, la Escuela de Tres Mundos continúa siendo, más que nunca, una central de energía audiovisual antiescolástica que induce a los aprendices a la autoevaluación, mediante su pedagogía funcional en que la práctica revela las necesidades teóricas, en la que aprenden haciendo, en la que los maestros enseñan lo que hacen, moviéndose del cine hacia el vídeo y la televisión, de la ficción hacia el documental.

Continúa siendo como la definió Fernando Birri, el arquitecto de su metodología, nuestro director fundador: es el diseño de Birri, o, como él prefiere, su «disueño». Un sueño alimentado durante años por el Comité de Cineastas de América Latina, todos ellos imaginando qué tipo de escuela podría ser montada por una generación de artistas que modernizó la expresión cinematográfica continental acuñando la idea de que el cine debe ser siempre nuevo.
Todos ellos imaginando cómo podría ser una escuela que contuviese lo mejor de sus mejores herencias -la libertad de expresión, la militancia por la integración continental, la defensa de los derechos humanos, la determinación de los guerrilleros y el amor ecológico de los hippies, prioridades generadas en la turbulencia de la década de los años 60 y principalmente su inteligencia nuclear, su estrategia histórica: la permanencia de los cambios, la revolución permanente, para dar continuidad a un cine siempre nuevo, siempre huevo, siempre semilla, siembra, semen, con la conciencia de todas las mutaciones genéticas posibles o aparentemente imposibles, con el coraje de prever y provocar estas mutaciones.

El nuevo cine latinoamericano renacerá y será otra vez nuevo cada vez que un joven empuñe una cámara y filme nuestras vidas según su punto de vista, su particular mirada latinoamericana, su rebeldía, su impulso para superar todo lo que ya ha sido hecho incluso las películas, las actitudes, las posturas de la generación de los 60. El vivir revolucionario de Glauber Rocha, energía vibratoria de esta generación.

Montar una escuela como la que tenemos, donde Glauber pudiera haber sido un alumno sin sentirse prisionero de reglas, tabúes, academicismos y que, al mismo tiempo, fuera capaz de entrenar a los muchachos en la disciplina y en la técnica necesarias para que un filme o un programa de televisión sean materializados; una escuela donde Glauber hubiera podido ser profesor, jefe de taller o director sin que eso fuera transformado en un tremendo escándalo; montar una escuela sí era una tarea difícil, complicada, casi imposible en un continente asolado por dictaduras, violencia, miseria,deudas, hambre, bajo constante y aplastante presión imperial, donde la libre expresión de las opiniones y de los deseos, piedra angular de tal escuela,fue siempre impedida, aun a punta de pistola.

Los cineastas latinoamericanos convocaron a Fernando Birri para dibujar su sueño, el «disueño». Y Fernando dibujó y montó la EICTV, agregando, al de América Latina y el Caribe, el sueño de los cineastas africanos y asiáticos por sugerencia de Cuba, que apoyó el proyecto y ofreció las instalaciones y la manutención básica, una escuela en el campo, cercada por naranjales y palmas reales, equipada con antena parabólica, computadoras y tecnología audiovisual. Una escuela glauberiana y birrista. Y, por supuesto, santiagoalvarista, de Santiago Cirilo Alvarez Román, el documentalista del cine de urgencia, de la informaturgia, nuestro maestro perenne. Una escuela abierta a la invención, al experimento, a la transgresión estética.

El sueño de los veteranos cineastas latinoamericanos sólo pudo ser materializado con el apoyo decisivo e incondicional de dos personalidades de prestigio universal, un político y un artista: Gabriel García Márquez y Fidel Castro Ruz.

Gabriel, el artista, creó las condiciones políticas, montando con los cineastas la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, una institución no-gubernamental, captadora y generadora de recursos, sin fines de lucro, con patrimonio y personalidad propias, independiente única matriz posible para un proyecto cultural de punta. Con un pie en el bolero y otro en la informática, la escuela avanzó durante estos años caminando las encrucijadas y los laberintos mágicos mapeados por García Márquez, nuestro profesor de dramaturgia.

Si la escuela es glauberiana y birrista, es también, natural y globalmente, garciamarquiana.
Fidel, el político, ofreció la base material, las condiciones técnicas. La escuela está y siempre estará agradecida a Cuba, al Instituto Cubano de Radio y Televisión, a Cinematografía Educativa. Provenientes de 36 países, nosotros vivimos durante estos años la intimidad de la isla, comulgando con su pueblo el día a día de sus grandes logros sociales y sus grandes problemas. El agradecimiento y la solidaridad con Cuba no es una cuestión política o ideológica, sino una cuestión de conciencia humanística, humanitaria.

La Escuela Internacional de Cine y Televisión, agradecemos el apoyo de las Asociaciones de Amigos de la Escuela de Italia, España, Francia, Alemania, así como a todos los países, empresas, instituciones y personas en todo el mundo que nos brindan su ayuda.

La Escuela de Tres Mundos entró ya en la fase de consolidación como un centro de capacitación técnica y de combustión creativa. Sabemos lo mucho que nos espera en los próximos cinco años, sabemos que tendremos que cruzar un lustro más en un mundo tumultuoso y sediento de nuevas ideas y cruzarlo en un continuo proceso de perfeccionamiento y autosuperación, porque queremos ser cada vez mejores y cada día más revolucionarios en el sentido más profundo de esta actitud. Se aceptan sugerencias, propuestas y donaciones.

Orlando Senna

* Ficha institucional:

Director: Orlando Senna.
Directora Ejecutiva: Dolores Calviño. Escuela Internacional de Cine y TV.
San Antonio de los Baños.
Ap. Aéreo 40-41 Cuba.
Tel.: 650-3152/59. Tx.: 57195-EICTV.
Fax: 537-335341.

Artículo extraído del nº 33 de la revista en papel Telos

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